Conciencia

Un poema de CRISTINA LÓPEZ ROJO


Sólo queda la pálida voz
esa voz 
que se desmorona en tristezas, 
en el tic-tac de relojes moribundos
mecidos en cunas de niñez y arena. 

Esa voz interna que nunca duerme,
que anida en leprosos bolsillos
fecundos de soledad,
y en esas ciegas noches
donde la luz perece,
se oye el bramido azul de su misterio.

Sus cantos de sirena
no hacen tumba en las peñas,
inútil es atarse a mástiles de cera
ni el mismo Ulises pudo
conjurarla en el cielo.

Y es así como esa voz nos sobrecoge
el día de nuestra boda con la tierra.



Cristina L. Rojo, julio 2012
Imagen:  Volcán Chaitén, NASA

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