Olvida el mundo que estremece el alma y la aclimata a la soberbia y en el que la vanidad unge lo que somos piel adentro.
Ven y desnúdate, relaja el músculo de la pose y mira hacia dentro, hacia el derroche de luz que alumbra la única verdad que te sostiene.
Sea como sea, alli estaremos. Y todos los nuestros con nosotros, como debe ser.
ResponderEliminarEs un lujo compartir este sidecar contigo.
Un beso.
La vida poética sigue fluyendo por Madrid. Me alegro!
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