Nunca es suficiente



Escucho las sonrisas de los otros
como si fueran líneas divisorias de dos mundos
y escribo, entretenida entre los dedos la memoria,
como si el acanto que adorna mis pilares
estuviera a punto de languidecer.

Quizás el territorio que describo es de sombra
y ese palio imperfecto de las nubes
perfile las palabras que acumulo.
Quizás el tantear el blanco de la hoja
haga de mis horas cuchillas afiladas
para despejar la tremenda humedad de los silencios.

Y siento que mi voz no llega,
que nunca es suficiente mi garganta,
que la línea del sendero es fragmentaria
por puro sincretismo en lo mediocre.
Laura Gómez Recas
Fotografía: Brandan