Creí



C
reí hallarme en la isla, 
en la única manzana del inhóspito mar.
Di fe con el aliento,
sufragando el calor 
que a sus costas llegaba.

No dudé nunca del sueño,
ni del milagro,
ni de la luz.

¿Cómo narrarme ahora
dentro de una nave de silencios,
cómo contar las lágrimas sin nombre
que horadan cada día
un voraz agujero en mi desván?

Tengo la voz uncida a la garganta,
podrida  la salud
en la frecuencia de una ola imaginaria.

¿Cómo no ser muerta a cada paso, 
en cada escalón que el pulmón reclama,
     si tengo en la cintura su nido, su vanguardia
y debajo del mantel toda la vida?



Laura Gómez Recas
Revista Imán, 2012