Una copla




Templo las cuerdas del aire
que nacen de la guadaña
para caer, como espiga,
si tu silencio me daña.


***



Toda mi gratitud a Miguel Ángel Yusta


Edición del "Heraldo de Aragón"
Domingo, 12 de diciembre de 2010
Laura Gómez Recas

IV Noche TANGRAM


Somos TANGRAM
porque creemos en la indidualidad del colectivo:
piezas valiosas al servicio del grupo.

Circulamos por la autopista de las palabras
150 km/hora y subiendo...

Réquiem de Otoño. Reportaje fotográfico: Javier Jimeno y poema de Jorge Torres Daudet


RÉQUIEM DE OTOÑO
"Una puesta en escena muy especial de un singular grupo de poetas.
Un homenaje a los caídos, en gracia de su talento y sensibilidad."
Javier Jimeno Mate


Todas las fotografías de Réquiem de Otoño en:


Un poema de Jorge Torres Daudet

Hoy los muertos estaban menos solos.

Un ramillete de bellas y enlutadas damas,

graciosas ellas, en su vestir de negro, y arte, en

su decir poético, con maestro de sobrio

porte, con capa, bastón y chistera,

han roto el silencio entre tumbas, nichos, panteones

y cipreses, apuntando al cielo -sus raíces

al misterio, a las tinieblas, dominios

de la muerte-

Han dejado sus versos, sus rosas y respeto

al frío de las losas, adornadas

con nombres notables: Bécquer, Campoamor

Espronceda, Hartzenbush, Larra...

Los versos emanan frescos, como si hoy fuera ayer,

en su actualidad eterna .

Los aplausos han hecho eco, como batir de alas,

frente a los muros que cobijan nichos...

Jorge Torres Daudet


Sacramental de San Justo
Madrid
Domingo 12 de diciembre de 2010

Réquiem de Otoño, mi poema: De la muerte...

Fotografía: Brandan
A Mariano José de Larra
en un Réquiem de Otoño
ante su tumba.
A ti...
De la muerte, un peso como de hojas
de este otoño que muere a tramos lentos
y da tregua a la caricia de la luz.

De la muerte, un incesante llanto,
la inclemencia larga y desbocada
del grito que ahogaste en desamor.

De la muerte, toda la soledad,
ruido del hueso, cáliz oscuro
a la palabra nacida entre los labios,
yugo del tiempo que te encierra.

Llego con una deriva en los ojos
hacia el crujir absoluto del árbol
que no tarda en llorar hojas muertas
al encierro que de ti yo estoy llorando.

Te siento ese silencio entre costillas,
ese ser sin síntoma de vida,
ese entrar y salir como una nada
desde la pelvis al molde del cerebro.

Ya estoy aquí, ya somos dos
por recibir el barrunto de la lluvia,
por disociar la memoria de lo seco.

Mientras vuelves,
yo sujetaré la tierra
embadurnada con las letras de tu nombre,
sostendré con las manos el mordisco,
arrancaré el pulmón al fondo estrecho
hasta ser línea de ti, reglón marchito
entre hojas que del ocre nos musitan.

Laura Gómez Recas
Fotografía: Brandan
para Réquiem de Otoño

Réquiem de Otoño. La palabra "corazón".

Domingo 12 de diciembre de 2010. En la Sacramental de San Justo en Madrid.
Mi mirada bajo un velo negro deshizo el hechizo de la muerte. Las tumbas ceñidas a la tierra nos hablaron de la grandeza que guardaban y supimos que hay algo más importante que la vida: la luz que algunos hombres y mujeres han dejado desperdigada a su paso por ella y permanece inmutable afincada en los senderos de la palabra.

La palabra, como una fuente inagotable. Aquellos que la utilizaron para derramar la idea y edificar el manantial, el arroyo, el río... son aquellos a los que les debemos la posesión del océano. Nuestro.

Esta mañana, hemos rendido homenaje a algunas de esas personas que nos hacen sentir esa posesión, incluso después de muertos. Mi humilde homenaje a Mariano José de Larra fue leer este texto que aquí reproduzco. Mi intención era leer, pero algo transformó la lectura en una liturgia de emoción que clavó cada palabra en mi alma.

Se me quebró la voz en su "silencio" y una lágrima deshizo la palabra "corazón".

FRAGMENTO DE "DÍA DE DIFUNTOS DE 1836"
Mariano José de Larra
"(...) Pero ya anochecía, y también era hora de retiro para mí. Tendí una última ojeada sobre el vasto cementerio. Olía a muerte próxima. Los perros ladraban con aquel aullido prolongado, intérprete de su instinto agorero; el gran coloso, la inmensa capital, toda ella se removía como un moribundo que tantea la ropa; entonces, no vi más que un gran sepulcro; una inmensa lápida se disponía a cubrirle como una ancha tumba. No había aquí yace todavía; pero el escultor no quería mentir; pero los nombres del difunto saltaban a la vista ya distintamente delineados.

¡Fuera, exclamé, la horrible pesadilla, fuera! ¡Libertad! ¡Constitución! ¡Tres veces! ¡Opinión nacional! ¡Emigración! ¡Vergüenza! ¡Discordia! Todas estas palabras parecían repetirme a un tiempo los últimos ecos del clamor general de las campanas del Día de Difuntos de 1836.

Una nube sombría lo envolvió todo. Era la noche. El frío de la noche helaba mis venas. Quise salir violentamente del horrible cementerio. Quise refugiarme en mi propio corazón, lleno no ha mucho de vida, de ilusiones, de deseos.

¡Santo cielo! También otro cementerio. Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!

¡Silencio, silencio!"



Réquiem de Otoño


RÉQUIEM DE OTOÑO


Homenaje a los poetas que reposan en el
Cementerio Romántico de Madrid


Domingo 12 de mes 12 a las 12 horas

en

La Sacramental de San Justo
Pº de la Ermita del Santo s/n
***

Un paseo tumba a tumba
Lectura de un poema del poeta muerto y un poema del poeta vivo


Recitan


Ana Mª Delgado, princesa de Kapurthala con Verónica Aranda
Manuel Altolaguirre con Fernando Sabido Sánchez
Adriano del Valle Rossi y Hristo Botev
con Zhivka Baltadzhieva
Ramón de Campoamor con Ángeles Fernangómez
Gustavo Adolfo Bécquer con Luz Macías
Francisco Villaespesa con Rosa Silverio
José Espronceda con Juana Vázquez
Juan Eugenio Hartzenbusch con Marisa Peña
Manuel Bretón de los Herreros con Antonia Bocero
Mariano José de Larra con Laura Gómez Recas

Música: Isabel Fernández Sáez
***

"Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! '¡Aquí yace la esperanza!' ¡Silencio, silencio!"
(M.J. de Larra)


La Generación del 27 tomó la costumbre de visitar cada año, en el aniversario de su muerte, la tumba de M. J. de Larra. Allí, se hacían lecturas y una pequeña ofrenda: un ramito de violetas.

Perdida la tradición, se retomó en la post-transición, promovida por intelectuales de esos años. De nuevo se perdió... El domingo, mi poema caera sobre su lápida. Leeré los últimos párrafos del artículo "Día de Difuntos de 1836", uno, sino el mejor, de los artículos de Figaro.

Junto a los versos, caerán las violetas.

***


Cartel: Judith Fernández
sobre imagen de "El beso de la muerte",
Cementerio de Montjuic

... y me hago río



Adoro la música
que bulle entre palabras.

Yo, embadurnada de las luces que derramas,
hago un envoltorio de silencios
trasciendo y me hago río
que quisiera coagular el alma toda
en la tierra desierta de tu orilla.

Mas desciendo, resbalo y me escabullo
sin el germen del roce de tu boca.

Llega el momento del beso,
el aliento de una magia contenida,
y sigo fluyendo
sin tacto, como virgen de dureza,
como si el mar tuviera que tomarme
y no tú, amor, y no tus ojos,
de amor llenos y de río y de manzanas.


Laura Gómez Recas
Fotografía: "Brandam"