
Hoy sabemos que el agua no huyó de forma definitiva, que existía bajo las arenas impías del desierto y que la sequedad podía ser vencida. Hoy, bajo el sello de Huerga y Fierro, Zahoríes brota como brotan las aguas durante tiempo contenidas. Este es un libro que se forjó en tiempos terribles y, paradójicamente, aparece en un tiempo de incógnitas desmesuradas.
Gracias a Charo Fierro y a Antonio J. Huerga, por su acogida y por su trabajo. Y gracias a vosotros, lectores, que estáis por llegar. ¡Ojalá, que gracias a él intuyáis los caminos del agua!