Olvida el mundo que estremece el alma y la aclimata a la soberbia y en el que la vanidad unge lo que somos piel adentro. Ven y desnúdate, relaja el músculo de la pose y mira hacia dentro, hacia el derroche de luz que alumbra la única verdad que te sostiene.
Escribir por el placer de contar. Asociación Arganini
Viernes 27 de mayo. En la Eugenio Trías. Madrid en plena Feria del Libro y David González y Mickey Mondéjar presentando sus libros.
Ellos escriben por eso, por el placer de contar. Sin más. Ni menos.
Estaremos encantados de que les acompañéis.
Acto de la Asociación Argadini que dirige Rebeca Barrón y presentado por Sebastián Galán.
Álora, la bien cercada. XXV aniversario
La revista Álora, la bien cercada, conmemora su XXV aniversario con un número especial.
Se presenta en Madrid el miércoles 4 de mayo de 2016, en la sede de la SGAE.
Tengo la suerte de tener un poema impreso en sus páginas. Mi gratitud a Isabel Miguel, directora editorial de la revista, y al alma mater de la misma, José María Lopera.
Clarísima conciencia
Difuminado
el ruido de la sangre
entre
la polvareda de los pasos
siento
el humor espeso de la muerte
y el
radical motivo de las armas
de
aquellos que esparcieron el color del desierto
sobre
la piel y el tiempo de mis hijos.
Sólo silencio acuno entre mis brazos.
Investida en mutismo me consumo
sobre el predio intocable de lo injusto
Sólo silencio acuno entre mis brazos.
Investida en mutismo me consumo
sobre el predio intocable de lo injusto
y
concierto una cita con los dioses:
que
laman la salmuera que amamanta mis ojos
y me
expliquen sus guerras clandestinas.
Ya
no quiero entender por qué la llaga.
Soy
mujer, de mujer yo fui parida
y el
útero salobre de esta guerra
me
ha donado el silencio de mis hijos.
Clarísima
conciencia. Me basta la mirada
para
deciros basta y ver el cielo.
Laura Gómez Recas
Escribir
Escribir es acto que entrega y abandona la mente
al impecable mutismo del papel,
antes,
madera,
antes,
árbol,
antes,
luz
sobre la hoja.
Laura Gómez Recas
(Llámame azul, 2012)
Fotografía: Laura G. Recas
Soneto
deshila del
plumaje blancos besos;
sobre ellos
arrodillo mis sucesos
y mullo mi
sonrisa en solitario.
Eres el ser
amado que perfuma
con el vapor
de nube mi tarima,
mi danza, de
la música mi rima
y mi perfil
cubierto por la espuma.
Fractura la
tramoya el alfabeto
que rehén de
tu verbo abre el proscenio
y acaricia
la orquesta y mi mejilla.
Cada nota
por mí vuela un secreto,
un críptico
mensaje del ingenio
que duerme
en las butacas de mi orilla.
Publicado en el libro colectivo
Con clave de Fa aún mayor, 2015
Laura Gómez Recas
Concierto homenaje a Las Sinsombrero. Paco Damas
Miércoles, 16 de marzo de 2016. En el Centro Cultural Moncloa, concierto homenaje a "Las sinsombrero", mujeres de la Generación del 27.
19 horas
Entrada gratuita
Un poema de Concha Méndez:
Ni me entiendo ni me entienden;
ni me sirve alma ni sangre;
lo que veo con mis ojos
no lo quiero para nadie.
Todo es extraño a mí misma,
hasta la luz, hasta el aire,
porque ni acierto a mirarla;
ni sé cómo respirarle.
Y si miro hacia la sombra
donde la luz se deshace,
temo también deshacerme
y entre la sombra quedarme
confundida para siempre
en ese misterio grande.
Concha Méndez
poeta e impresora (1898-1986)
1898-1926
Nace el 27 de julio de 1898 en Madrid. Estudia en el colegio francés Santa Genoveva. Ingresa en el Centro de Estudios Históricos para obtener el título de maestra de español. Conoce a Luis Buñuel en San Sebastián e inician un prolongado noviazgo durante los años en que él se alojó en la Residencia de Estudiantes hasta su marcha a París en 1925. Tras su partida, entabla amistad con Federico García Lorca, Rafael Alberti y Maruja Mallo, que la introdujeron en los círculos artísticos e intelectuales de aquellos años.
1927-1931
Entra a formar parte del Liceo Club Femenino de Madrid que preside María de Maeztu. Publica sus primeras colecciones de poesía Inquietudes y Surtidor. Se rueda en Sevilla Historia de un taxi a partir de un guión suyo. Tras un primer viaje a Inglaterra, se traslada a Buenos Aires donde entabla amistad con Norah Borges, Consuelo Berges, Alfonso Reyes y Guillermo de Torre, entre otros. Publica su tercera colección de poesía Canciones de mar y tierra y colabora en la prensa argentina en la revista Síntesis y en el diario La Nación. Regresa a Madrid en 1931, donde publica dos obras teatrales: El ángel cartero, una obra para niños, y El personaje presentido, una pieza de corte vanguardista.
1932-1944
Se casa con Manuel Altolaguirre en 1932 e inician su trayectoria en común en Madrid, Londres, La Habana y Ciudad de México.
Véase Soledades juntas. Manuel Altolaguirre y Concha Méndez (1932-1944)
1944-1951
Tras su ruptura matrimonial, publica Poemas. Sombras y sueños, la colección Villancicos y El solitario (tercera parte de su trilogía teatral), que son patrocinados por la revista Rueca, tribuna de un grupo de escritoras mexicanas encabezado por Carmen Toscana. Colabora con la revista Las Españas.
1952-1986
Se instala junto a su hija y yerno en su nueva casa de Coyoacán, donde conserva y amplía el archivo familiar. Publica dos nuevos poemarios: Vida o río y Entre el soñar y el vivir, y su Antología poética. En 1953 acoge a Luis Cernuda en su casa, quien se aloja allí hasta su muerte en 1963. Realiza una grabación de su recital de poesía en la Universidad Nacional Autónoma de México en 1979. Escribe sus memorias ayudada por su nieta Paloma Ulacia, y termina su última colección poética Con el alma en vilo. Muere el 28 de diciembre de 1986 en su casa de Coyoacán.
1990
Se publica póstumamente su libro de memorias Concha Méndez. Memorias habladas, memorias armadas.
Biografía publicada en Residencia de Estudiantes-CSIC
Reseña: "Zonas" de Antonio José Royuela
En la revista literaria La Galla Ciencia, reseño el libro Zonas, de Antonio José Royuela, editado por Lastura Ediciones en 2014.
Prólogo de Lluïsa Lladó.
El enlace al texto aquí
Antonio José Royuela nació en Córdoba y es diplomado en Ciencias de la Educación y licenciado en Psicopedagogía. Inició la aventura de publicar en el año 2008 con el poemario Desajustes. En 2011 publicó su segundo poemario, La Mente del Mono. Ha sido incluido en numerosas antologías y colabora en revistas literarias como “Zoque” o “Dos orillas”. Además, ha sido finalista y ha obtenido distintos premios en numerosos concursos literarios tanto en el terreno de la micronarrativa como en el poético. Sus últimas publicaciones han sido el poemario Zonas (2015) y el libro digital de microrrelatos Resiliencia.
Reseña: "Un juego de llaves", de José Antonio Conde
En la revista digital literaria La Galla Ciencia, reseño el libro Un juego de llaves, de José Antonio Conde, una edición de 2014 de Libros del innombrable.
Prólogo de Fernando Sanmartín
José Antonio Conde |
José Antonio Conde Lafuente es poeta y artista plástico. Nació en Sierra de Luna (Zaragoza) en 1961. Ha publicado los siguientes libros de poesía: La vigilia del mármol (2003), Entre paréntesis (2004), Exilios (2007), La diferencia que cubre la trampa, Premio Cálamo de Poesía Erótica (2008), El ángulo y la llaga (2009). Poemas suyos han sido traducidos al catalán, francés e inglés. Así mismo ha escrito textos para catálogos de arte.
Además de su trayectoria en el mundo literario, ha desarrollado también su obra dentro de las artes plásticas y ha llevado a cabo exposiciones tanto individuales como colectivas en Zaragoza, Huesca, Teruel y Barcelona.
Laura Gómez Recas
Laura Gómez, usuaria de los sueños. Por Fernando Aínsa
“Mirar es amor”, decía el poeta turco Ilhan Berk, y la mirada que despliega a su alrededor Laura Gómez Recas, está pletórica de un amor que derrama “a sangre abierta”, al decir de Ángel Guinda, en dos libros de poesía Llámame azul (Quadrivium, 2012) y en Huella de un caz (Lastura, 2014), con los que afirma una voz original exultante y comunicativa que mantiene, pese a todo, un deliberado control de sus emociones. Poesía rigurosa, atenida al “principio ordenador” del que hablaba Valery, sujeta las riendas de un estilo ceñido a la máxima que “toda poesía no es sino servidumbre” (María Zambrano), servidumbre que es —en su caso— modesta reverencia ante el objeto de su culto.
La soledad de cada uno
Ese rigor, tras el cual se adivina una cultura nutrida de buenas y bien asimiladas lecturas, la conduce a la certeza de que el poema es algo autónomo, tiene vida propia y las palabras lo son todo. Laura Gómez sigue su propio instinto, busca en la palabra el ser liberado, más allá de toda función descriptiva, porque escribir es el fruto de una labor interior y secreta. Sabe con Seferis que “la finalidad del poeta no es describir objetos, sino crearlo al nombrarlos”. Sus poemas no están hecho de sentimientos, sino de palabras que expresan algo que no podría decirse de otra manera en un lenguaje ajeno a cualquier filiación, que vale la pena aprender para domesticarlo y hacerlo suyo.
La poeta no se excede ni se abandona a un fácil y sensiblero lirismo, no es soñadora, sino, por el contrario, “usuaria de los sueños”, empeñada en sacar a la luz esa parte intangible que hay en la soledad de cada uno, y que nadie debería avasallar nunca. La poeta no busca, sino que encuentra porque sabe –con Auden– que “un poema no debe significar, sino ser”, ya que no tiene porque expresar absolutamente nada, ya que un poema –fundamentalmente– es. Se percibe en esta poesía que ha sido escrita en horas desgarradas, refleja la lucha en busca de su estilo, un deseo de liberarse de un malestar agudo mas que un intento de comunicarse.
El insano contenido de los fondos
Sin embargo esa mirada de amor no es complaciente. Laura extraña en sí misma “lo umbrío, la humedad, el insano contenido de los fondos, el lodo que se asienta bajo el puerto” (“El tétrico cariz”), intenta desasirse “del cenagal que engulle mis raíces/ del exterminio y de la tala” (“Mísera línea blanca”). Es una mirada que refleja una impotencia, la de reconocer que llega tarde a este funeral (“llego sin luto”), en la que la “guadaña hambrienta” poda amante de lo amado. Sus versos acarrean materiales extraídos de lo más profundo de un ser que no se complace en sí misma, limo existencial gracias al que puede yacer “entre las algas/ que acunan las corrientes”, envuelta en el recuerdo del amado, esperando “amante, el beso de tu muerte” (“Safo”).
En su intenso viaje por un paisaje desolado obedece a una voz interior que nadie escucha. “Presiento un destierro boca adentro/ como si una soledad/ se hiciera fuerte en mis costillas/ y el mundo entero disparara al corazón” (“Dispersa la apariencia). El abismo del que emerge Laura es explorable, porque está en su propio ser, intentando reconciliar “la verdad con el misterio” (Leopardi), sabiendo que la poesía no es racional, ya que tiende a descubrir la verdad más allá de los límites de la razón. Poesía que en definitiva es dádiva, fruto de “un momento de gracia” (Ungaretti).
“Mirar es amor” —en efecto— aunque el resultado sea insatisfactorio. “No me acabes,/ Todavía no estoy satisfecha”, nos dice en “De su ausencia” donde confiesa “toda mi sangre estalla o hierve, /relata mi vida entre tus brazos”. La poeta descubre en sí misma la cruel soledad de cuando se ama, necesita esclarecer lo que tiene de más desconocido en su interior, lo más secreto, lo más oculto, lo más único, lo indecible que hay que decir. Sabe que la poesía es una ausencia, una carencia en el corazón, vacío que hay que llenar, intersección de dos planos cuyo filo es cruelmente acerado donde se cruza el deseo y la realidad.
La poesía de los poetas
Dueña de hermosas metáforas como “Su pecho, manjar de hombre/ y despensa de su estirpe”, la poeta nos ofrece en el “Soneto de la cosedura” (a mi juicio uno de los mejores poemas de Huella de un caz ) los “lugares santos” de su universo privado donde “dedos presurosos de ternura” hilvanan en los “bastidores” del amado los hilos y la “aguja de mi sed y mi amargura”, para “hacer arder tu telar, de luz, caliente”. Lo hace, sin embargo, con “calma queda”.
La poesía de Laura Gómez Recas es “la poesía de los poetas” que Bécquer definía como “poesía natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; desnuda de artificio”, acorde que se “se arranca de un arpa, y se quedan las cuerdas vibrando con un zumbido armonioso”.
La soledad de cada uno
Ese rigor, tras el cual se adivina una cultura nutrida de buenas y bien asimiladas lecturas, la conduce a la certeza de que el poema es algo autónomo, tiene vida propia y las palabras lo son todo. Laura Gómez sigue su propio instinto, busca en la palabra el ser liberado, más allá de toda función descriptiva, porque escribir es el fruto de una labor interior y secreta. Sabe con Seferis que “la finalidad del poeta no es describir objetos, sino crearlo al nombrarlos”. Sus poemas no están hecho de sentimientos, sino de palabras que expresan algo que no podría decirse de otra manera en un lenguaje ajeno a cualquier filiación, que vale la pena aprender para domesticarlo y hacerlo suyo.
La poeta no se excede ni se abandona a un fácil y sensiblero lirismo, no es soñadora, sino, por el contrario, “usuaria de los sueños”, empeñada en sacar a la luz esa parte intangible que hay en la soledad de cada uno, y que nadie debería avasallar nunca. La poeta no busca, sino que encuentra porque sabe –con Auden– que “un poema no debe significar, sino ser”, ya que no tiene porque expresar absolutamente nada, ya que un poema –fundamentalmente– es. Se percibe en esta poesía que ha sido escrita en horas desgarradas, refleja la lucha en busca de su estilo, un deseo de liberarse de un malestar agudo mas que un intento de comunicarse.
El insano contenido de los fondos
Sin embargo esa mirada de amor no es complaciente. Laura extraña en sí misma “lo umbrío, la humedad, el insano contenido de los fondos, el lodo que se asienta bajo el puerto” (“El tétrico cariz”), intenta desasirse “del cenagal que engulle mis raíces/ del exterminio y de la tala” (“Mísera línea blanca”). Es una mirada que refleja una impotencia, la de reconocer que llega tarde a este funeral (“llego sin luto”), en la que la “guadaña hambrienta” poda amante de lo amado. Sus versos acarrean materiales extraídos de lo más profundo de un ser que no se complace en sí misma, limo existencial gracias al que puede yacer “entre las algas/ que acunan las corrientes”, envuelta en el recuerdo del amado, esperando “amante, el beso de tu muerte” (“Safo”).
En su intenso viaje por un paisaje desolado obedece a una voz interior que nadie escucha. “Presiento un destierro boca adentro/ como si una soledad/ se hiciera fuerte en mis costillas/ y el mundo entero disparara al corazón” (“Dispersa la apariencia). El abismo del que emerge Laura es explorable, porque está en su propio ser, intentando reconciliar “la verdad con el misterio” (Leopardi), sabiendo que la poesía no es racional, ya que tiende a descubrir la verdad más allá de los límites de la razón. Poesía que en definitiva es dádiva, fruto de “un momento de gracia” (Ungaretti).
“Mirar es amor” —en efecto— aunque el resultado sea insatisfactorio. “No me acabes,/ Todavía no estoy satisfecha”, nos dice en “De su ausencia” donde confiesa “toda mi sangre estalla o hierve, /relata mi vida entre tus brazos”. La poeta descubre en sí misma la cruel soledad de cuando se ama, necesita esclarecer lo que tiene de más desconocido en su interior, lo más secreto, lo más oculto, lo más único, lo indecible que hay que decir. Sabe que la poesía es una ausencia, una carencia en el corazón, vacío que hay que llenar, intersección de dos planos cuyo filo es cruelmente acerado donde se cruza el deseo y la realidad.
La poesía de los poetas
Dueña de hermosas metáforas como “Su pecho, manjar de hombre/ y despensa de su estirpe”, la poeta nos ofrece en el “Soneto de la cosedura” (a mi juicio uno de los mejores poemas de Huella de un caz ) los “lugares santos” de su universo privado donde “dedos presurosos de ternura” hilvanan en los “bastidores” del amado los hilos y la “aguja de mi sed y mi amargura”, para “hacer arder tu telar, de luz, caliente”. Lo hace, sin embargo, con “calma queda”.
La poesía de Laura Gómez Recas es “la poesía de los poetas” que Bécquer definía como “poesía natural, breve, seca, que brota del alma como una chispa eléctrica, que hiere el sentimiento con una palabra y huye; desnuda de artificio”, acorde que se “se arranca de un arpa, y se quedan las cuerdas vibrando con un zumbido armonioso”.
Fernando Aínsa
Oliete, 17 de agosto 2015
Reseña: "Cuaderno de Budapest", de Manuela Temporelli
En la revista digital literaria La Galla Ciencia, reseño el libro Cuaderno de Budapest, de Manuela Temporelli, una edición de 2014 de Bartleby Editores.
Prólogo de Manuel Rico
Manuela Temporelli
es autora de cuatro libros: Lluvia en junio (El Cazarón, 1997), Un ala rota (Poeta de Cabra, 2008), el dico-libro De cal y arena. Homenaje a Camarón de la Isla (2010) y Cuaderno de Budapest (Bartleby, 2014), y es una de los doce autores de La república de la imaginación (Legados, 2007). Manuela es mujer comprometida, luchadora y activa a través de la promoción cultural, siendo coordinadora de la Tertulia Poética Indio Juan y directora, en los últimos tres años, de la Fundación Ateneo Cultural 1º de Mayo de las CCOO de Madrid.
Amores endiablados
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Félix Lope de Vega
Reseña literaria: "Antología poética", de Elvira Daudet
En la revista literaria La Galla Ciencia, reseño el último libro de Elvira Daudet, una antología poética editada a finales de 2014 por Lastura Ediciones.
El enlace al texto aquí
Elvira Daudet
Periodista y escritora, nacida en Cuenca. Su primer libro publicado fue de poesía y vio la luz en 1959. Fue Premio González de Lama de poesía, por Crónicas de una Tristeza y Costa del Sol, por su libro España de costa a costa.
Ha trabajado en diversos medios de comunicación entre los que destacan Informaciones, ABC, El Independiente y Pueblo, como redactora y corresponsal.
Dirigió el periódico La Tarde de Madrid y la revista Derechos Humanos. En TVE, dirigió el programa Está llegando la mujer.
Volandera
Desde el caz, llega el agua pasajera
hasta
el canal en rampa, a borbotones,
cae
y el rodezno al árbol da sus dones,
que
persuaden su esencia volandera.
Da
factura al cincel, sobria y sincera,
rodadura
en un alma hecha a fricciones
con
granito que funde granazones;
muele
y muele, que es piedra de cantera.
La
durmiente serena le da el lecho,
el
alivio la trata con holgura,
trique-traque,
la tova la alimenta
con el grano fugaz bajo su pecho.
Muela
recia de fuerte arquitectura,
corazón del molino que sustenta.
De Huella de un caz
Editorial Lastura, 2014
Laura Gomez Recas
VOADORA
Desde o rego, chega a água passageira
até
o canal em rampa, gurgulando,
cai
e o rodízio à arvore dá os seus dons,
que
persuadem a sua essência voadora.
Dá
feitura ao cinzel, sobra e sincera,
rodeiranuma
alma feita ás fricções
com
granito que afunde safras;
mói
e mói, que é pedra de canteira.
A dormente sereia dá-lhe o leito,
o acougo trata-a com fulgura,
trique-traque a cotovia alimenta-a
com o grão fugaz sob o seu peito.
Moa reja de forte arquitetura,
coração do moinho que sustenta.
Traducción: Xavier Frías Conde
o acougo trata-a com fulgura,
trique-traque a cotovia alimenta-a
com o grão fugaz sob o seu peito.
Moa reja de forte arquitetura,
coração do moinho que sustenta.
Traducción: Xavier Frías Conde
Imagen: Vertiente este del Posets
Reseña de Huella de un caz, de Marisa Peña, en Alkaid
Artes y Letras, Heraldo de Aragón
Artes y Letras es el suplemento cultural de Heraldo de Aragón, un rotativo histórico de la ciudad de Zaragoza.
El jueves 6 de noviembre, Antón Castro, su director, publica en sus páginas tres extractos de poemas de Huella de un Caz, de Lastura Ediciones, 2014.
La magia de la prensa y del papel tintado en rotativa es algo que hace de esta publicación un acontecimiento especial.
Laura Gómez Recas
Presentación de Huella de un caz, por Marisa Peña
Decía Gloria Fuertes, con acertada y profunda filosofía. “Todo
el mundo puede escribir versos y no ser poeta./Pero sólo el poeta puede no
escribirlos, y serlo”. En el caso de Laura
Gómez Recas estamos ante una poeta que lo es y además lo demuestra en sus
versos. Es Laura poeta audaz. Orfebre de
la palabra preciosa y precisa.
SE DUERME LA PRIMAVERA
Se duerme la primavera en mis zapatos
cuando la escarcha me calza de tesoros
que acicalan y ciñen
la inmóvil circunstancia.
La sequedad agrieta la sonrisa.
Un alcaudón lúcido atiborra
losribetes de mis labios
con corchetes que encierran el silencio.
Soy estatua de sal,
carámbano de humanidad vestido,
inquietud, por la quietud que albergo.
Hay en su quehacer
poético, en su poiesis (en el estricto sentido etimológico de la palabra que
algunos creadores parecen haber olvidado e incluso no haber aprendido
nunca),una cuidada selección del lenguaje, un bruñir lentamente cada palabra
escogida para ponerla al servicio de su visión poética del mundo. Un mundo
donde habitan la sensualidad, el ritmo, la cadencia, la belleza, y esa perfecta
corporeidad de las palabras que permite que fondo y forma coexistan en perfecta
comunión.
MÍSERA LÍNEA BLANCA
¡Y yo…
que dormía con la quietud de la sombra
sin percibir atmósferas de asfixia
sobre la caricia de mis sueños!
Las lunas se agolpan en la almohada
con la súplica quebrada del azul,
su mísera línea blanca atraviesa,
menguante,
la cara que oculto para no percibirme.
Y desisto. Empeño todas mis perlas
y salgo a las aceras de la noche
para ser algo más que reflejo de mí misma.
La noche tiene un turbante de pureza
que me adeuda
desde que exploré con pies descalzos
su tremedal inconsistente
y osciló todo mi cuerpo en el delirio.
Ahora, pretendo abrir la carne,
desasirme
del cenagal que engulle mis raíces,
del exterminio y de la tala.
En lo oscuro,
me pronuncio delante del espejo.
Hay en La huella de un
caz una clara voluntad de estilo que es marca indiscutible de la autora. Exige así un lector reposado y
consciente, un lector amigo de la sugerencia y el recoveco, dispuesto a
resolver el enigma que encierra cada verso, dispuesto a aceptar y comprender que
la realidad se transforma cuando se transmuta en material poético por obra y
gracia de la maestría del poeta y su artificio.
TIEMPO
Imagino en el viento la mudanza
que devasta mi vida
porque del aire sea la tristeza
y con él huya.
Tiempo,
agujas cabalgando
sobre una exactitud inevitable.
Tiempo,
nube que en cielo de azules
licua y disuelve
del amor esa parte más tierna.
En la lectura poética sólo estamos nosotros, los lectores.
Reconociéndonos, reencontrándonos, volando alto, y hundiéndonos después en las
profundidades de nuestro propio infierno.
DE LA IMPOTENCIA
Percibo el aliento de la urgencia,
tensa condición necesitada,
el hálito amargo de lo exacto.
Llego tarde a este funeral,
llego sin luto,
y no sé si llego por veneno,
por cadáver,
opor guadaña hambrienta
a la poda amante de lo amado.
Soy la tierra que ciega el hueco
donde el esqueleto del alma
toca fondo.
Porque cuando leemos buena poesía, poesía de la tríada
platónica, poesía de la verdad, de la bondad, de la belleza, no hay evasión
posible. No hay ficción, sólo vida, misterio, belleza, emoción, risa, llanto,
dolor, ira, deseo, nostalgia o armonía…Todo lo humano cabe en la hechura de un
verso. Y sin el poeta y su audacia, nada de esto sería posible.
Gracias Laura Gómez Recas, por tu audacia y por tu poesía.
Marisa Peña
Madrid, 26 de septiembre de 2014
Huella de un caz / Pegada duma canle
VIERNES 26 DE SEPTIEMBRE
Será un buen día para congregar amigos alrededor de este libro,
será un buen momento para volver a sentir que tiene un sentido escribir e ir relatando vida y camino sobre el papel.
La soledad de la creación es estrictamente bella. Pero no es menos bella la comunicación. Por eso, el día 26 será un buen día. Ofrezco comunicaros mi mensaje, sin más. Pequeño, relativo, poético, pero auténtico y literariamente digno.
Marisa de la Peña será la persona que os hablará de los versos que escribí en muy variadas épocas de mi vida.
Es un libro especial porque se puede leer en tres lenguas: el castellano, idioma en el que lo escribí, en portugués y en gallego, gracias a la traducción exquisita que ha hecho Xavier Frías Conde; por ir precedido de un prólogo de Miguel Ángel Yusta; porque es parte de un proyecto editorial ilusionante, el de Lastura Ediciones; porque su valor en el mercado está al alcance de muchos, sólo 7 euros; porque en él están presentes, de distintas maneras, cuatro personas fundamentales en mi vida; por ser una solicitud; y porque es un viaje a través del caz que me ha llevado a comunicar mis versos.
La imagen de la cubierta la tomé en un arroyo de la vertiente este del Posets, en el pirineo oscense, a unos 2.200 metros de altitud, bajo las Crestas del Forcau.
Laura Gómez Recas
Presentación Huella de un Caz en Ocaña (Toledo)
Después de presentarlo en la Feria del Libro de Soria, en agosto, y de hacer una lectura en el Festival Voix Vives Toledo 2014, en septiembre, y antes de la presentación en Madrid, llevamos Huella de un caz / Pegada duma canle a Ocaña, lugar de origen de mi editorial, Lastura Ediciones.
Será en el restaurante Peribáñez de la villa y la presentación será de lujo porque correrá a cargo de Xavier Frías Conde, el traductor del libro.
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