No me dejes caer,
que estoy cayendo,
aunque la distancia
sea tu escudo
de indiferencia
sin palabras.
No me dejes caer,
que estoy cayendo
hacia la sombra
que tu luz no habita,
lejos de ti,
sin ser yo misma
en la demencia
del recuerdo.
No me dejes caer,
que estoy cayendo
y no pueden mis ojos
en descenso
abandonar el claustro
de tus ojos.
No me dejes caer,
que me desplomo
sin saber si es de sangre
el derrumbe
o solo soy caedura
del telar de tu desaire.
que estoy cayendo,
aunque la distancia
sea tu escudo
de indiferencia
sin palabras.
No me dejes caer,
que estoy cayendo
hacia la sombra
que tu luz no habita,
lejos de ti,
sin ser yo misma
en la demencia
del recuerdo.
No me dejes caer,
que estoy cayendo
y no pueden mis ojos
en descenso
abandonar el claustro
de tus ojos.
No me dejes caer,
que me desplomo
sin saber si es de sangre
el derrumbe
o solo soy caedura
del telar de tu desaire.
©"Desiderátum", Laura G. Recas
Yo no te dejaría caer, pero me da que no va a ser suficiente.
ResponderEliminarBesitos
Hermoso como sentido poema.. gracias por compartirlo..
ResponderEliminarun abrazo
Saludos fraternos con mucho cariño
Un abrazo muy grande
Besos
Que tengas una muy buena semana
Así sucede siempre, cuando se inicia la caída el vértigo nos invade.
ResponderEliminarUn abrazo
MArian
Profundo y hermoso, como tu abisal caida, me recuerda a uno de los ángeles mas criticados por la biblia.
ResponderEliminarUn abrazo
Laura, sobre todo la última estrofa me me gusta muchísimo.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces hay demasiadas simas abiertas en nuestra propia piel y, aunque nos aferremos a un soplo de aire, terminamos cayendo en el laberinto de nuestra propia vorágine.
ResponderEliminar¡Es un placer leerte!
Un abrazo
Qué fuerza tiene este poema, los paralelismos iniciales de cada verso inciden tan bien en la idea final...Excelente poema querida amiga, de verdad.Mil besos
ResponderEliminarGracias Athena :) Importante: la voluntad.
ResponderEliminarBesos, Laura
Adolfo, sentido sobre todo y sobre todas las cosas. Hermoso... no lo sé... Y ya si es bueno... mis dudas son inmensas. Compartirlo es una terapia.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Sí, Marian, la sensación de vértigo es indudable; pero lo más horrible, que es a lo que se refiere el poema, es la sensación de vacío. Como cuando uno está a punto de dormir y siente que cae, que no hay nada debajo del cuerpo.
ResponderEliminarEl vacío que deja la deserción inesperada...
Un beso y encantada de tu lectura, Marian.
Laura
Tony, quizás sea comparable a eso... a la caída del ángel. En Madrid, dentro del Parque del Retiro, está la única estatua dedicada a él. Es de Ricardo Bellver. Justo ese momento en el que la caída se inicia...
ResponderEliminarUn beso, Tony.
Laura
Ángeles, como casi siempre... coincido contigo.
ResponderEliminarUn beso, amiga.
Laura
¡ Que maravilla Laura!. me encanta. Un abrazo grande. milagros
ResponderEliminarNoray, ¡qué bien tu lectura! Y, gracias.
ResponderEliminarUn beso de Laura
Gracias por tu lectura, Marisa. La figuras retóricas suelen tener su efecto. Quizás ha quedado algo reiterativo, pero bueno, decidí no tocarlo. Me alegro de que la decisión fuera positiva. Confío en tu mirada.
ResponderEliminarUn beso grande.
Laura
Gracias, Milagros. Tengo que volver a Poeta en paro... A ver si saco tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Caemos sin remedio.
ResponderEliminarHay quien tiene la virtud de no dejarnos caer.
ResponderEliminarInvocar su ayuda es toda una declaración de principios, de humildad, de confianza y de afecto.
Bellísimo poema.
Un beso.
Precioso poema Laura, muy bien estructurado, algo tristón, la poesía es la vida misma en susurros.
ResponderEliminarLa foto magnífica, felicita a Jaime.
Un abrazo.
Enrique, sí caemos. Nunca se sabe si nos dejan caer o caemos por aferrarnos al abismo.
ResponderEliminarUn abrazo agradecido.
Laura
Ybris, ojalá fuera así. La solicitud no siempre es atendida.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Gracias, Jorge, por tu apreciación.
ResponderEliminarLe trensmitiré a mi hermano tu felicitación. Es un lugar precioso. Tal cual está en la fotografía. Un lugar donde el sueño se eleva o cae definitivamente.
Un abrazo,
Laura
Caer a un pozo sin fondo.
ResponderEliminarO a un abismo infinito.
Perder las alas que un día te sostubieron o
a las que te aferraste.
"que estoy cayendo
y no pueden mis ojos
en descenso
abandonar el claustro
de tus ojos."
Ya el título implica esa dependencia de la
que en ocasiones no somos conscientes.
Y tu llevas al lector a esa caída.
Impecable Laura.
Mil besosssssssss
(Es un orgullo para mi compartir
universos)
Es precioso. Siempre me recuerdas a los tiempos pasados y gloriosos de la poesía... a los grandes poetas. Un abrazo y gracias por compartir tu poesía.
ResponderEliminarLeni, diste con la clave. Quizás esa es la clave de la caída...
ResponderEliminarEl honor es mío. Universos.
Besos.
Laura
Dana, ¡!, no sé si estaba preparada para tal halago. Que conste que no soy de las que se lo creen, ni mucho menos. Más bien al contrario, me cuesta creérmelo mucho, mucho, mucho. Siempre estoy divagando sobre si está bien o mal, o puede estar mejor. Dicen que es culpa de mi horóscopo, pero como no creo en el horóscopo... no sé a qué echarle la culpa.
ResponderEliminarMuchas gracias, de todas formas, por esa forma tuya de mirar mis versos.
Te mando un beso a lo Gene Tierney o a lo Laura Hunt, lo que tú prefieras...
Laura
gracias por tus pétalos.
ResponderEliminarahora el jardín rebosa ternura y paz.
un abrazo muy grande.
Gracias a ti, My, por tu generosidad.
ResponderEliminarUn beso.
Laura