Puede que las sombras me hablen y yo no escuche,
si la lentitud de la serpiente adora el recorrido de mi cuerpo
y la fragancia vocal que alienta mi garganta
cuando tu nombre hace de ella su guarida en lo oscuro.
No sé si siento más las fauces del silencio
que el pulso reiterado de la sangre entre mi carne,
deshuesada por ser única morada de tus manos
en un sueño, por incrédulo, indecente y reducido...
Siento la pérdida en la distancia que da la arena
cuando sazona el mundo de desiertos;
sin rumbo exacto, en la escala de un mapa ebrio,
cuando el velamen cava su tumba
en el casco de esta nao novia del naufragio,
amante del escollo, imán del farallón que hay en tu costa.
Volteaste el eje de la tierra
cuando arrasaste la cubierta de mis ojos
con una lengua de espuma, en caricia libadora.
Laura Gómez Recas
Fotografía, de Brandan
Un poema para leer varias veces, callado y en voz alta. Está lleno de imágenes, Laura, que te van volteando y te quedas ahí en el filo, en la antesala. La imagen del último terceto me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso.
esta vez soy el primero...Responsabilidad para decir que me gusta mucho. Sobre todo este verso, que me parece increible, desde lo estético (aliteración en ll, golpes del ritmo) y desde el sentido:
ResponderEliminar"Amante del escollo,/imán del farallón que hay en tu costa."
¡¡¡Es genial!!
Cosa menor es que creo que rítmicamente (y para nuestra cultura poética) son dos versos (7)y(11).
Laura, no me asombra que se haya movido el eje de la Tierra con este poema tuyo. Es metafóricamente devastador y emocionalmente estimulante al extremo de dejarnos sin aliento. Deslumbrante y construido con el más exquisito esmero. Un gran abrazo desde mi isla virtual.
ResponderEliminarTal vez sea mejor navegar hacia mar abierto, donde la nave tenga una singladura segura, sin miedo a los escollos de la costa...
ResponderEliminarUn beso.
Y es que a veces somos muyyyyy tercas, corazón... para bien o para mal, pero teeercas, tercas, tercassss. ;)
ResponderEliminarMientras nos sirva para hacer poemas semejantes... "todo s'ta bien buana"
Besazo.
Laura, me parece magistral este poema; podría ir desde el principio al final diciéndote qué cosas me han conmovido pero
ResponderEliminar"Siento la pérdida en la distancia que da la arena
cuando sazona el mundo de desiertos" ó "amante del escollo, imán del farallón que hay en tu costa"... pueden ser los versos que más me han llegado. ¡Qué bien escribes! Un besazo.
El poema explora algo medular, se adentra en lo inasible y profundo de las sensaciones, enfrenta con bellas y potentes imágenes ese presentimiento de deriva, y el final –rotundo– vuelca y da un vuelco al corazón del lector.
ResponderEliminarGenial, Laura, el lenguaje poético cuidado y exquisito, leerte es disfrutar.
Un beso enorme.
Este poema si que voltea el eje de la tierra.
ResponderEliminarBesitos.
Querida Laura, si es con un poema así, con esta belleza que has parido, yo también me apunto a ese naufragio.
ResponderEliminarUn beso.
José Antonio, puede que sea esa imagen lo mejor del poema. Se sostiene sobre ella. O, al menos, lo intenté.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Gonzalo, me apunto tu observación. Una vez publicado, el vértigo es horrible. Le daré una vuelta.
ResponderEliminarMe alegra tu lectura. Es magnífica.
Besos.
Laura
Pedro, gracias por esas palabras. Son empujones preciosos. Si te ha hecho sentir, el afán de comunicarme con él ha merecido la pena.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Miguel Ángel, tienes razón. Mar adentro... siempre, pese al viento, pese al mar y a sus corrientes.
ResponderEliminarUn besazo, navegante.
Laura
:o) ¡Luisa!
ResponderEliminarRazul, Razul... Tu mirada va directa al centro. ¡Qué bien que estés!
ResponderEliminarBesos, muchos besos.
Laura
Me encanta esto que dices, Paloma. Desmenuzado queda. Lo inasible, a veces, es más palpable que lo tangible. Y rodear la idea hasta llegar al porqué es algo en lo que tú eres maestra.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Tus besitos, recibidos, Jesús.
ResponderEliminarVolteados quedamos. :o) Gracias por leer.
Un beso.
Laura
Noray, ¿estás seguro? Me alegra que te guste, siempre, ya lo sabes.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Me quedo con la impresión que me deja esa forma de expresar/sentir la ansiedad del que desea sin límites el ser/sentir sobre el otro.... y esos momentos que no llegan...amanece el miedo...
ResponderEliminar'No sé si siento más las fauces del silencio
que el pulso reiterado de la sangre entre mi carne,
deshuesada por ser única morada de tus manos
en un sueño, por incrédulo, indecente y reducido...'
Como siempre gracias.
Parece que no dices nada…sigo deslizándome por tus poemas. ¿Cómo lo haces? Maga de la seducción. Te enfrentas a lo que escribes y no lo temes. Me gusta. Tratas la palabras con tanta delicadeza, que enamoras.
ResponderEliminarUn besazo guapisima.
Rebeca
Ave Mundi. Has encontrado la llave o el agujero de la cerradura. El caso es que has dado el giro adecuado para entrar en el poema hasta su médula.
ResponderEliminarEs un privilegio una lectura así para el que ha escrito el texto. Gracias.
Besos.
laura
Rebeca, la seducción a través de la palabra es arrastrar al lector. ¿Eso hago? Ahora es cuando me pongo colorada. Porque es fantástico.
ResponderEliminarUn beso enorme,
Laura
La sensualidad líquida transportada y transformada en reproche o en la melancolía de las olas, si es deber poético transportarnos, está claro que tu palabra lo consigue.
ResponderEliminarAbrazos
Marian
Te mando un abrazo, Marian. Tu lectura me gratifica la osadía de la publicación.
ResponderEliminarEs un placer eso de transportar al otro a ese lugar que construímos sobre unos versos. Es comunicarse. Y eso es divino. De lo mejor que hay en la vida.
Laura
Densos nombres que se guarecen en lo más profundo de nuestra oscuridad.
ResponderEliminarSilencio o latido que moldea nuestro cuerpo como mano de alfarero.
No hay pérdida ni naufragio que no sea gozoso cuando acaba en costas o playas acogedoras.
Hermosa ola esa lengua que arrasa con espuma la cubierta de la nao de nuestros ojos.
Bellas imágenes las de este poema, Laura.
Se disfruta como el cuadro de un naufragio con final feliz en tierra amable.
Besos.