Déjame pensarme dentro del baile
de las hojas amarillas…
No deseo templanza de razón,
ni extraviar la mirada
curvando el horizonte de las aguas.
Déjame balancearme en el gozo
que confiere el azar
al radiante descenso hacia la muerte…
al radiante descenso hacia la muerte…
Fotografía: Jaime G. Recas
En mitad del amarillo se curva el mundo, Laura. El azar nos acerca a muerte, nos acerca a la vida. Buenísimo poema. Mi beso.
ResponderEliminarUn tiempo pasado trae las hojas amarillas, tiempo vivido mirando en la lontananza de la vida, para sentir el gozo del tiempo vivido…
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Las hojas amarillas, rojas, marrones del otoño son la semilla de una primavera potente, intensa y radiante.. que siempre llega, siempre .
ResponderEliminarGracias por compartir tu poema, Laura, es muy bello.
Un abrazo.
Laura es un placer siempre recibir la perfumada brisa de tu comentario.
ResponderEliminarTe admiro siempre.
Un beso.
Mirando ese balanceo te imagino. Bajo bóveda de roja arbolada. Sobre hermosa muerte amarilla.
ResponderEliminarQue hermosura de otoño el tuyo.
El último verso agarra por sorpresa al lector y más después de esa palabra, "radiante". Gran poema.
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