Se duerme la primavera en mis zapatos
cuando la escarcha me calza de alhajas
que acicalan y ciñen
la inmóvil circunstancia.
La sequedad del hielo agrieta la sonrisa.
Un alcaudón lúcido atiborra
los ribetes de mis labios
con corchetes que encierran el silencio.
Soy estatua de sal,
carámbano de humanidad vestido,
inquietud, por la quietud que albergo.
Laura Gómez Recas
Como siempre, espléndidas metáforas, una manera muy intuitiva de cotraponer conceptos "la inquietud por la quietud que albergo" y el deseo de libertad, que queda frustrado por la inmovilidad producida por agentes exteriores. La belleza no basta, es preciso salvar ciertas circunstancias para alcanzar la primavera deseada.Una interior tristeza causada por el silencio y la inmovilidad. Un bello poema y un cálido saludo.
ResponderEliminarLa primavera espera siempre.
ResponderEliminarNi la escarcha ni el hielo pueden borrar su esperanza.
Sobre todo cuando albergamos la quietud más fecunda.
Besos.
despierta en el nido de las águilas...nada hace estremecer el sonido inconfundible de la vida...lejana pero certera llega la primavera...besos.
ResponderEliminar¿Qué decir? ¡Chapeau!, que exclamaría un francés. Sucesión hermosísima de imágenes, metáformas y emoción contenida. Por destacar algo de un poema, todo él redondo, esos tres primeros versos de la segunda parte. Mi felicitación, Laura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Movimiento y quietud, dos opuestos en perfecta armonía...
ResponderEliminarUn abrazo
Marian
Perdón por mi ausencia de estos días.. no me siento muy bien de ánimos.. Ya mas tranquilo me pondré al día con sus blog.. mas adelante.
ResponderEliminarLo siento.
Un abrazo
Saludos fraternos..
Me emocionan profundamente los tres últimos versos que cierran tu hermosísimo poema, lleno de metáforas e imágenes sugerentes.
ResponderEliminarAl final destaca la esperanza, en primavera llegará el deshielo.
Un abrazo.
Otro maravilloso poema. Me encantan las tres últimas metáforas que nos llevan a un final mágico.
ResponderEliminarLa primavera siempre esta alli, atesorando su fruto dentro de la rama, bajo la escarcha, esperando...bellisimo Laura, gracias por recordarnos que todo llega a su tiempo, un abrazo guapa!
ResponderEliminarJo, Laura, ¡qué bueno es ese verso último de "inquietud, por la quietud que albergo"!Desde mi punto de vista ¡genial!
ResponderEliminarUn beso
Qué hermosa esta primavera dormida en tus zapatos, querida laura. Esperemos que despierte pronto y nos traiga la luz, mientras tanta yo me quedo contigo y con tus versos.(no es mal sustituto, ¿eh?;))Besos guapísima
ResponderEliminarEsa primavera que esta adormilada en la alcoba contigua, dejando dibujar los fríos y los hielos en los rostros que resquebrajan sonrisas, ayyyyyy, ayyyyy, ayyyy.
ResponderEliminarPorqué es tan fácil entenderte en algunas ocasiones.....
Besitos
Gracias por tu análisis, Fernando. Siempre tan certero y tan profundo. Me encanta que me visites y me honra que me leas. Mucho.
ResponderEliminarUn abrazo,
Laura
Ybris, un placer ver que te complacen estos versos. Gracias.
ResponderEliminarUn beso,
Laura
¡¡Bien, Fernando!! Te haré caso. Quizás el despertar en el nido del águila sea el despertar a la primavera.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Antonio, me gustó que te gustarán esos tres versos. :o)
ResponderEliminarUn beso
Laura
Marian, feliz de verte aquí, de nuevo. Mañana verás a personas amigas, Elena y Carlos. Disfrutad. Y, para la próxima, ¡¡avisadme, por favor!!
ResponderEliminarBesos, reina
Laura
Adolfo, tú siempre estás perdonado. Ponte bien y gracias por visitarnos en tu regreso.
ResponderEliminarUn abrazo,
Laura
Gracias, Anabel.
ResponderEliminarRevisión de la quietud en tres versos.
Abrazos.
Laura
Dana. :o) Tengo mis dudas sobre lo de "maravilloso". Ay, siempre dudando. Me alegro de que te asomes al jardín.
ResponderEliminarUn beso
Laura
Estela... a ti no hay que recordártelo. Eres una profesional de la superación.
ResponderEliminarUn besote grande,
Laura
¡¡Ay, Ángeles!! Viniendo de ti, los piropos son dulces, dulces.
ResponderEliminarBesos
Laura
Hola, Marisa.
ResponderEliminarPues, ¡claro que llega! La primavera siempre vuelve y si no quiere volver, la haremos volver como sea. Y no habrá nubarrones que nos la enturbien, ¿verdad?
Un beso grande.
Laura
:o) Me ha encantado tu comentario, Elena. Llévate dos besos a Barcelona y se los plantas a Marian. Tengo una envidieja que no me deja en paz.¡Ah! Hazme un favor: disfruta.
ResponderEliminarLaura
Quiero agradecer a Luisa Arellano, amiga y extraordinaria poeta, su ayuda con este poema. Hemos decidido borrar del mapa los dos últimos versos de la primera estrofa. Me costaba meter la tijera, pese a que había algo que me desafinaba.
ResponderEliminarGracias, Luisa. Ahora, está muchísimo mejor. Sin duda.
Laura
Como estatua de sal me he quedado ante tus versos, de los que no logro desprenderme, no sigo camino sin mirar atrás pues me he quedado prendad de tus palabras. MI alma se debate entre la inquietud y la inquietud que este poema rezuma en todos sus ecos.
ResponderEliminarToda una obra maestra.
Saludos
Narci
Narci, me has sacado los colores. No sé si merezco tanto... creo que no. De todas formas, es un placer inexplicable el que se obtiene al comprobar que se ha conseguido comunicar el sentimiento con los versos. Tú bien lo sabes.
ResponderEliminarUn abrazo,
Laura
Corrijo, pues tan prendada me había quedado que casi no sabía como escribir:
ResponderEliminarComo estatua de sal me he quedado ante tus versos, de los que no logro desprenderme, no sigo camino sin mirar atrás pues me he quedado prendada de tus palabras. Mi alma se debate entre la inquietud y la quietud que este poema rezuma en todos sus ecos.
Toda una obra maestra.
Saludos
Narci
Siento haberte ruborizado, pero sólo he dicho lo que pensaba y sentía.
Besos otra vez y gracias por compartir esta belleza.
Narci
:o)
ResponderEliminarSe intuía la errata, Narci. No tenías que haberte preocupado... Lo del rubor... es que es verdad...
Aquí queda tu corrección. Recibe un beso grande.
Laura
Hola:
ResponderEliminarSi el poema es maravilloso, lo cierras... vamos, que no se como calificar los tres últimos versos, en especial el último. ¡GRANDE!
Besazos.
Bueno, por añadir algo no dicho... estupenda esa mención al "alcaudón", ya sabéis, el pájaro que empala a los insectos que caza... que "los cose" a los espinos para luego comerlos...
ResponderEliminarPor eso hay tanta fuerza en estos versos:
"Un alcaudón lúcido atiborra
los ribetes de mis labios
con corchetes que encierran el silencio."
¡¡¡Bien, Gonzalo!!! Has encontrado el motivo de que ese pájaro aparezca en el poema. No es casual. Además, se los puede ver en el Pirineo, donde está hecha la fotografía.
ResponderEliminarEl empalador que sella a sus víctimas con la inmovilidad sobre el árbol, el que lúcidamente, porque no era el momento, mantenía en prisión a mi palabra.
Un abrazo,
Laura
Excelente la segunda mitad y de ésta los tres versos que cierran el poema con broche de oro. Magníficas metáforas en todo él, y esa "inquietud por la quietud que albergo" no se podía decir mejor.
ResponderEliminarEn cada poema te superas, querida Laura, estás a un nivel de los que pocos alcanzan, y cuánto me alegro amiga mía.
Un gran abrazo y coronita de laurel que juegue con tu nombre y tu poesía.
........Carlos
¡Jesús! Se me coló contestarte ayer. Lo siento.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Especial. :o)
Un abrazo grande.
Laura
Gracias, Carlos.
ResponderEliminar¿Conseguí el broche? Si tú lo dices, lo creo.
Mil besos.
Laura
La sequedad del hielo agrieta la sonrisa: qué bueno.
ResponderEliminarAbrazos.
Felipe, gracias por leerme. Siempre es grato para mí ver que visitas este jardín.
ResponderEliminarUn abrazo.
Laura
Cuando acabe este frío invierno, Laura, tendrá la primavera que pedirte permiso para abrirse paso en este gris año.
ResponderEliminarBesos y adelante con tus versos.
Gracias, Emilio, por tus ánimos.
ResponderEliminarUn beso
Laura