Epílogo



De esta tierra me llevo el color amarillo de los tilos,

la sinceridad clavada en el suelo del minúsculo jazmín

y un polvo seco y taheño entre los muslos,

adquirido con lentitud y decepciones.


Quizás la lluvia llegue algún día

y riegue las trincheras

abonadas por sangre asesinada,

puede que aún se vierta al mar

la tragedia de los ríos

cuando deje la sequía de azotarnos.


Puede que después de tanta sed intempestiva,

las piedras de la historia nos alumbren

y escribamos un poema a la muerte de Caín.

Laura Gómez Recas
de Zahoríes
Fotografía: "Sweetpeapath", de Tim Lee 


 

1 comentario:

  1. Anónimo2/7/22 16:26

    Qué maravilla, Laura. Sin lugar a dudas, ese polvo rojizo se lo terminará llevando la lluvia. ¡Todavía tiene que llover! Un abrazo grande.

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