"Maldigo"
Clara Tengonoff
Óleo con collage
Maldigo las almas realistas
que eximen del oxígeno a sus venas
y entierran los sueños bajo cal,
después de haberlos fusilado.
Maldigo el alma del que duda
del plenilunio que le besa
y revienta la sesera a la evidencia
con el culatazo de la excusa.
Maldigo el vómito de la mentira
que ensucia con harapos las verdades,
y ciñe en la sien de la renuncia
del fingimiento, mil espinas.
que eximen del oxígeno a sus venas
y entierran los sueños bajo cal,
después de haberlos fusilado.
Maldigo el alma del que duda
del plenilunio que le besa
y revienta la sesera a la evidencia
con el culatazo de la excusa.
Maldigo el vómito de la mentira
que ensucia con harapos las verdades,
y ciñe en la sien de la renuncia
del fingimiento, mil espinas.
Maldigo el cómodo rictus del acuerdo,
mullido y holgado sobre el sieso
que desprende la nuca cuando reina.
Maldigo la mediocridad y el conformismo
y, en la suma total,
el silencio que acribilla voluntades,
la miseria de la vida que devora
el despojo del perdón
y el cadáver etéreo de mi cuerpo.
Laura Gómez Recas
AMADEUS escribió sobre "Maldigo"
Benditas son las almas soñadoras
que trepan sin descanso por las hiedras,
rompiendo los cristales con las piedras
de realidades empobrecedoras.
Benditas son las lunas redentoras,
que besan a los sapos y culebras,
y tejen con sus rayos esas hebras
teñidas de tinturas incoloras.
Benditas las verdades de mentira,
que nadie cree, aunque son verdad,
y que el tedio monótono estira
en esa interminable soledad,
como el trompo que gira, gira, gira...
buscando en la agonía, libertad...
©Amadeus
Repentizado sobre tus versos, a las 0:40 del 23 de febrero de 2009
Un poema muy duro, pero por desgracia muy real.
ResponderEliminarUn saludo
Luz
Sí. Hay veces que se necesita decirlo, aunque sólo sea un golpe de voz.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Laura
Cuando el grito se hace con las tripas, podría decirse. ¡Tremendo, Laura! Según lo leía recordaba, más o menos (no logro traer a mi memoria con exactitud su letra), aquella canción de Violeta Parra en la que iba maldiciendo esto y aquello, para acabar diciendo: ¡Cuánto será mi dolor!, supongo que la conocerás...; evidentemente, entre este poema y aquel de la cantautora chilena, hay una clara diferencia en lenguaje y planteamiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario, Antonio. No lo recordaba, pero, ahora, me la has traído a la memoria. Creo que era una canción con Atauhalpa Yupanqui. Tengo un vago recuerdo de ella. Lo que sí es seguro es que, como yo, la hizo con las tripas (aquellas canciones sociales eran así).
ResponderEliminarLaura
el poema es comprometido y hace al poeta comprometido, en este caso, a ti.
ResponderEliminarMe gustó el poema, conlleva mucha fuerza.
Un abrazo.
Gio.
:) Permíteme una sonrisa... Pero es que nunca me he sentido muy orgullosa del poema, como poema en sí. No sé... quizás porque fue un arrebato y surgió casi de un tirón. Fíjate que no defiendo... sino que maldigo. Es un enfado versado. Si no nos comprometemos con esas cosas... ¿qué nos queda? Lo malo es que hay muchas personas por ahí que podrían contestar, a lo peor, en alguna ocasión de nuestra vida, incluso nosostros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo
Laura.
pero igual aun quedan los exculpados ,aquellos a los que los malditos con su propia existencia
ResponderEliminarjoden ,pero aun quedan los concientes,despiertos que no reculan la bronca ni temen maldecir cuando es necesario...
me gusto tu poesia
un saludo
Esteban
Es un sano ejercicio, ése de maldecir... cuando es necesario, como dices, para uno mismo o para los demás o para el mundo entero.
ResponderEliminarGracias por leerme, Esteban.
Un abrazo
Laura
Hermoso y contudente poema,se ve espontáneo y emotivo al mismo tiempo, cargado de sinceridad y pasión.
ResponderEliminarDisculpa mi ausencia de estos días, pero el mundo real me había secuestrado y las musas tomaron vacaciones. Tengo pendiente aún tu premio y el de otra amiga, y espero ponerme al día pronto.
Muchos besos y musas
Has estado ausente, pero has regresado como un torbellino. Te he dejado un comentario en el poema que acabas de publicar en tu blog. Me has dejado sin habla.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita de caminante.
Laura
Desgarrador el cuadro de Clara. Tu poesía el choque de dos satélites mientras suenan campanillas lejanas ¿Quién te hizo daño? Si es valiente que salga.
ResponderEliminarErnesto, casi como César: Llegaste, leíste, viste.
ResponderEliminarCreo que hay claves personales en este arrebato de maldiciones, cargado de fuerza y de rotundidad, pero arrasa ¿quién no ha maldecido así, o hubiera querido maldecir, en algún momento?
ResponderEliminarMe gusta mucho la fuerza y el ímpetu que has puesto en este poema, Laura.
Un abrazo.
Luisa, muchas gracias. Me ha encantado que lo percibieras cargado de rotundidad, arrasando. Lo escribí así, con rotundidad. Surgió de la rabia, y la rabia, ya sabes, que surge de la impotencia.
ResponderEliminarUn beso
Laura
Me gusta el planteamiento, ese maldecir tiene mucha fuerza y nos deja entrever un nuevo horizonte, limpio, libre de todas las interferencias maldecidas. Te felcito por el poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por esa lectura tan positiva y esperanzadora, Rosario.
ResponderEliminarUn beso
Laura
Laura, el poema lo he saboreado más todavía al leerlo aquí. Caray, es un poema estupendísimo. Para mi gusto tiene una medición muy buena, aunque no se ajuste a métricas establecidas. Y lo que dice y cómo lo dice lo veo genial. Ya sabes que este estará seleccionado junto con el cuadro para la próxima exposición en la Besteiro.
ResponderEliminarBesazos
Gracias, Ángeles. Sé que te gustaba más que a mí. :) Os he mandado otro, el de Josefina; pero seréis vosotros los que decidáis.
ResponderEliminarUn beso grande.
Laura
Esta parte me gusto: "Maldigo el cómodo rictus del acuerdo,
ResponderEliminarmullido y holgado sobre el sieso
que desprende la nuca cuando reina".
Hola, Leo. Bienvenido.
ResponderEliminarA mí también me gusta especialmente esa estrofa. El "acuerdo" es un escondite políticamente correcto.
Un abrazo.
Laura.
Con agrado visito tu blogs y dejo un saludo
ResponderEliminarA NAvero
Te aplaudo Laura, y maldigo por tu voz de poeta contigo, hermoso poema, con la hermosura de la libertad y de la fuerza poética.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Alberto.
ResponderEliminarEspero que me dejes muchos más saludos de aquí en adelante. Yo te visitaré a menudo.
Un abrazo de Laura.
Alejandra, me encanta que te haya gustado.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Benditas son las almas soñadoras
ResponderEliminarque trepan sin descanso por las hiedras,
rompiendo los cristales con las piedras
de realidades empobrecedoras.
Benditas son las lunas redentoras,
que besan a los sapos y culebras,
y tejen con sus rayos esas hebras
teñidas de tinturas incoloras.
Benditas las verdades de mentira,
que nadie cree, aunque son verdad,
y que el tedio monótono estira
en esa interminable soledad,
como el trompo que gira, gira, gira...
buscando en la agonía, libertad...
Repentizando sobre tus versos, a las 0:40 del 23 de febrero de 2003
Un abrazo,
AMADEUS
No te diré aquí qué ha pasado cuando lo he leído. Es un soneto difícil de olvidar.
ResponderEliminarGracias... No sé cómo dártelas ni cómo explicarte por qué.
Laura
Hola . Es la primera vez que visito tu blog y me gusta mucho como escribes. Lo seguiré visitando. Un abrazo . Encantada de haberte encontrado. milagros
ResponderEliminarMaldecir, gritar, como sea, pero decir y vos lo decís muy bien.
ResponderEliminarUn gran abrazo, te seguiré visitando.
Mónica
Gracias por tu visita, Mónica. Me alegro que el poema haya movido algo en ti.
ResponderEliminarLaura.
No pude entrar mi comentario anterior, porque algo en eset BLOG falló. Sin embargo, recuerdo que halagué tu verseado tan clásico español
ResponderEliminarVolveré a leer con más calma
Un saludo desde este Medellín mío
Francisco, muchas gracias por tu visita y por tu opinión sobre mis versos. Me han llegado dos comentarios similares. Sólo te publico éste. Te visitaré dejaré una hojita de mi Hortus Liber en tu espacio.
ResponderEliminarUn abrazo, desde España,
de Laura