
No quisiera volver al suelo
a lamer la silueta de unos pasos...
Debiera erguirme mujer,
desde ahora hasta que nadie me recuerde.
Mujer de cántaro y de navaja,
mujer de semilla, de lumbre...
de pétalo
en el rojo asumido por los otros.
Ya va siendo tarde
y la navegación se hace lenta...
¡Que no siegan espigas mis ojos,
que tan sólo quieren ser del sol
el nido amante que le dé forma!
Laura Gómez Recas