Escribo para el silencio, para la lluvia del llanto
y para el viento, eterno pasajero…
Escribo en la linde de la niebla, efímero blanco,
testigo de la penumbra, de lo incierto, de lo yermo…
©"El alma deshilachada", Laura G. Recas
Fotografía: "Nebulosa Planetaria". NASA
Fotografía: "Nebulosa Planetaria". NASA
La poesía, Laura, ¿quién sabe que cosa es la poesía? Todo el unguento que envuelve su fragancia se disuelve cuando se corporiza. Todo el aliento cálido que emana de su sombra se pierde en los resquicios de la noche. Ella es la nada que se convierte en todo. En fin, sólo sabemos, según Gustavo Adolfo Bécquer, que poesía eres tú. Ahora bien, yo me pregunto como Nicolás Guillén: y quién es tú.Pero si algo te consuela sigue soñando, que en el fondo, a nadie le interesa esa respuesta. Un quiero de Ogsmande.
ResponderEliminar... silencio... escribe para el silencio, sí... pero ven y cuéntamelo luego.
ResponderEliminarLaura, esto es la capacidad de oir lo que no tiene sonido. Lo puede la poesía, tú poesía lo puede. ¡Esto es poesía!
ResponderEliminarMil besos
el silencio... a veces hace bien un poco de este loco y extraño ruido, no crees?
ResponderEliminarel silencio no es tan malo como todos lo creen ni tan gris como todos lo pintan...
Yaiza, el silencio es el lugar perfecto para escribir, para pensar, para mirarse el ombligo... Y, en efecto, no creo que sea gris... si lo pudiéramos ver, seguro que se presentaría a la retina como la explosión de energía y color de la nebulosa de la fotografía.
ResponderEliminarTe he visitado, te he leído y he comprobado que eres amante del silencio.
Laura