Desde el lado oeste de la soledad,
como veta en la línea que pierde lo visible
y delimita la memoria del que mira,
elevo la pértiga al azul,
apoyo en la raíz lo grave que me pesa
y vuelo en recorrido clausurado
por el aire que excede en capacidad al pulmón.
Desciendo y sé del otro lado,
del punto en donde el este
comienza a acontecer.
Laura Gómez Recas
Fotografía: "Sol poniente"
... en el este
ResponderEliminarallí estaba
allí me había olvidado
entre los velos
de tu recuerdo...
y
abrumada
me divisó el amanecer
de la memoria del ser
En el este nace el sol. Ahí empieza todo, aunque el fin sea el oeste, el ocaso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Laura, amiga: me gusta la idea de comenzar de nuevo después de haber hecho ese recorrido vital, después de haber olvidado los posibles errores, elevando nuestro espíritu a lo alto, teniendo en cuenta siempre de dónde venimos. Hay que ser valientes y buscar la verdad aunque sea del otro lado. Un saludo cordial.
ResponderEliminarEsta escapada hacia el toro lado suena más a liberación.
ResponderEliminares tiempo de enhebrar horizontes al surco de las palabras..
ResponderEliminarbesos
Me engancharon estos versos, Laura. De un lado al otro de la soledad, pero siempre hacia la luz.
ResponderEliminarLaura: eres luz, eso seguro. Desprendes luz, azul, blanca, luz, al cabo. Cuesta verla a veces, pero, aunque sólo sea un punto en el horizonte, como en esa foto que hoy ilustra tu poema, está ahí, porque es parte de ti. Por cierto, volviendo al poema anterior, las amapolas (negras y rojas) se agrupan en los campos de trigo para que el viento no pueda arrancarlas de cuajo y ahí siguen formando una alfombra, donde se ve fundamentalmente, el rojo y su luz. Las veo por la mañana desde el coche, cuando voy a trabajar y me acuerdo del poema y foto no puedo enviarte, pero te envío la sensación... y mi abrazo azul.
ResponderEliminarDa igual el lado, lo importante es estar y, sobre todo, ser plenamente.
ResponderEliminarUn beso.
Elevo la pértiga al azul. Que bien escribes puñetera ajjajaja. Un abrazo. Felicidades
ResponderEliminarMe encanta tu forma de expresarte, tu poesía tan misteriosa, tu cielo único que se abre en tus labios, en tus palabras, en tus versos...
ResponderEliminarMe encanta.
Besossss
Es lo que tienen los recorridos vitales, que se agotan y se vuelven a empezar renovados y teñidos de azules prodigiosos.
ResponderEliminarSiempre hay pértigas.
Como siempre hay un enorme placer al pasear tus versos indagadores y expeditivos.
Besotes.
Me gusta esa idea de la vuelta al amanecer anterior a la soledad como un salto al azul con ayuda de la pértiga que se apoya sobre la tierra.
ResponderEliminarBesos.
Lo que más me gusta de este poema son las ganas de tomar las riendas de la vida que desprende. ¡Bravo, amiga! ¡Y encima, lo dices literariamente! ¡Eres grande!
ResponderEliminarUn beso
Una vez más, sabes arropar en tus palabras afán de vida, y en donde la belleza tiene mucho que decir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Laura gracias...siempre.
ResponderEliminarElegancia,belleza,...prefiero disfrutar sin comentar...
Un beso.
Me gusta tu estilo, no hay instante para la duda insípida, tienes color y música en tus versos.
ResponderEliminarYuli, qué bien tenerte aquí. Y qué bien saber que desperté en ti algo.
ResponderEliminarAmiga del alma.
Un beso.
Laura
Sí, José Antonio. De eso se trata, de avistar el este, donde se renace; aunque sea desde el ocaso y elevándose con esfuerzo sobre una pértiga. La pértiga, el apoyo fundamental. Que no nos falte para el atisbo.
ResponderEliminarLaura
Fernando... ¿sabes lo que más te agradezco? Tu positivismo.
ResponderEliminarBesos, muchos.
Laura
Marcos, sí en parte es liberación. Atisbaste bien.
ResponderEliminarUn beso y gracias por estar.
Laura
Fernando´, sí es tiempo. Y si podemos, con la palabra. Intacta.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Gracias, Jose. Me encanta engancharte. Tengo ganas de coincidir contigo. Pero coincidir de verdad, no recitando el mismo día a la misma hora en lugares distintos. :o)
ResponderEliminarBesos.
Laura
Gracias, Azul. Gracias por tu piropo. Lo de la luz... vaya...
ResponderEliminarLa amapola es un referente ímportante en mi poesía. Esa imagen tiene muchas connotaciones en mi imaginario particular. Por eso la empleo mucho, a pesar de que hay quien dice que es una imagen manida. Disfrútalas. Son como un milagro cuando alfombran las cunetas.
Un beso.
laura
Noray, desde luego que da igual para ser. Pero en este caso la connotación del oeste es oscura. De ahí que el poema se empine para ver si detrás existe el este... por fin.
ResponderEliminarUn beso de silencio, de esos del silencio.
Laura
:o) Gracias, Milagros!!! Me has hecho reír.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Tú sí que me encantas, Begoña.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Luisa, mil amores. Qué cosas me dices... :o)
ResponderEliminarMe ha gustado eso de que "siempre hay pértigas). Sí. Ahí está la verdadera esperanza.
Besos.
Laura
Gracias, Ybris. Atisbar con el salto suele ser costoso, pero hay que intentarlo... Elevarse una y otra vez hasta que se pueda ver que el sol no se va definitivamente.
ResponderEliminarBesos.
laura
Ángeles... muchos besos. Claves tienes, de sobra. Y sabes que lo intento... literariamente... :o)
ResponderEliminarUn beso. No. Mil.
Laura
Afán de vida, Antonio. Gracias. Contenido y continente. Me alegra que te guste.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Carlos, tú tranquilo. Disfruta. Sé que andas por ahí.
ResponderEliminarUn besote.
Laura
Gracias Meri Pas. Bienvenida. Espero que sigamos viéndonos. Voy a verte... ya.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Un placer dejarse empujar hacia esos confines, tranquilo, pleno... sin miedo si es que hay que andar a lomo de tu poesía
ResponderEliminarUn abrazooote de esos que usted sabe, española, con brazos laaargos, laargos
Carlos, he publicado tu comentario, pero no puedo verlo aquí. Seguramente, aparecerá más tarde. Por si no lo ves, quiero que sepas que lo he leído y lo tengo en mi correo.
ResponderEliminarGracia, amigo, por cabalgar sobre mis versos. ¡me ha encantado que me llames española! :o) Estando en España no es habitual. Y suena biennnn... Mis brazos son largos gracias a la poesía, como los tuyos. Nos vemos en mitad del Atlántico, ¿te parece?
Un beso grande.
Laura
Apareció!!! Ya estamos...
ResponderEliminarQué bueno que todo comience a acontecer!!!
ResponderEliminarBesossssssss
El lado oscuro de la soledad es bastante posesivo, a veces, no resulta fácil escapar; por eso siempre es bueno que de vez en cuando intentemos echar un ojillo al otro lado y descubramos que lo que hay al otro lado es mucho más hermoso y así no olvidar que en cualquier momento podemos escapar y elevarnos hasta la luz.
ResponderEliminarCon una pértiga me costaría un poquillo de trabajo, jajjaj pero sí, es bueno pensar que siempre podemos tener una a mano aunque, en ocasiones, nos cueste encontrarla. Gracias por compartir. Me ha encantado
Un beso que te llegue al corazón
Sol poniente, dijo FGL "como hueso en una fruta", y que azul de la línea! Identifico dos estaciones espaciales, una desde la que hicieron la foto, la otra en tu interior.
ResponderEliminarB ¡Sos! Integrales
¡Qué bueno tenerte cerca, Mónica! Bessssssooooss
ResponderEliminarAna, las pértigas casi siempre son la voluntad y las personas en quienes te apoyas. Si tienes eso, por oscuro que esté... se puede divisar el más allá del poniente.
ResponderEliminarBesos, de esos que tú mandas y que llegan.
Laura
Juan, me encantó tu comentario. Sí, la fotografía es exacta. Justa. El azul, magnífico es la atmósfera terreste. Las estaciones espaciales... ¡Dios, me has hecho volar! Cuando queremos podemos atravesar la atmósfera y ver el bosque... eso está bien. Tú eres de los que lo ven.
ResponderEliminarBesos.
Laura