Incauta, voy hacia ti
para emular el sonido de los cascos
que galopan en un murmullo borroso.
No creo en las luciérnagas
desde que la noche me cercó con luces falsas
y decapitó mis iris deslumbrados.
No creo en los arrullos de la magia
que las hadas recrean con su vuelos.
Creo en tu mirada, de soslayo, penetrándome,
la vida en ello,
invertida en un instante:
todo tu capital frente a la sima de mi boca.
Laura Gómez Recas
¡Precioso!Muy buen poema para ser el último del día.
ResponderEliminar¡Buenas noches!!
Laura, bellísimo poema y, si lo he entendido bien, "muy carnal" y apasionado.
ResponderEliminarUn abrazo.
supongo que yo creo en eso mismo
ResponderEliminarNi arrumacos ni luciérnagas: miradas ardorosas al borde del abismo. Así debe ser.
ResponderEliminarBellísimo.
ResponderEliminarLos cuatro últimos versos son sublimes.
Un beso
La flor, casi del mismo color que la mía. Por cierto, no se el nombre de la mía...es lo de menos. Cuando el ser humano no existía, nada tenía nombre.
ResponderEliminarDel poema,...ya lo has dicho tú.Sólo que a las luciérnagas ,(gracias por nombrarlas) no las he vuelto a ver desde mi infancia.Las hemos asesinado con nuestra miserable fuerza destructora.
Un beso.
Nada tan intenso como el encuentro con "lo real" que previamente fue en el horno del deseo...
ResponderEliminarBello
Ese no creer es, tal vez, un creer nuevo para seguir creyendo... la magia de algo volátil como una luciérnaga se ve reemplazada por la magia de una mirada con duende... y carne. Esperanzada, me quedo, al leerte hoy que venía aquí con algo de cansancio y desesperanza. Abrazo y gracias,
ResponderEliminarImplicitamente hermoso. Besos
ResponderEliminarComo siempre Laurita eres una belleza escribiendo. un abrazo
ResponderEliminarCreo que eso se llama decepción.
ResponderEliminarY lo veo así tras leer algo sobre ello en
http://variadasposicionesdelamante.blogspot.com/2010/04/baldgleiches.html
Menos mal que nos queda la fe en la mirada penetrante de soslayo.
Besos.
¿No has notado a veces que al leer un poema,inmediatamente te viene algo a la mente que te deja sorprendida porque ni tú misma entiendes bien la relación para que eso haya ocurrido? Pues me acaba de ocurrir y esta vez no para de repetirse en mi cabeza... "Las Moscas" de Samaniego:
ResponderEliminarA un panal de rica miel
Dos mil Moscas acudieron,
Que por golosas murieron,
Presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
Enterró su golosina.
Así si bien se examina
Los humanos corazones
Perecen en las prisiones
Del vicio que los domina.
:)
Besos
Una mirada es una buena razón en la que creer pero teniendo cuidado con esa luz de luciérnagas en las que ya no crees. Todos los versos me encantan pero sobretodo los de la segunda estrofa. Precioso, Laura.
ResponderEliminarJosé Antonio. El más rápido. El primero en leer el último poema publicado. Me alegra saber que te agradó.
ResponderEliminarUn abrazo,
laura
Antonio, carnal... puede... al final. Sí hay mucha carnalidad en ese deseo del beso. Pero también hay decepción y desunión. Es una reflexión en voz alta. No creo, pero...
ResponderEliminarUn abrazo,
Laura
Santiago. ¿Supones? Yo, aquí, lo afirmo.
ResponderEliminarJose, sí. Vivir es eso, lo demás es subsistir, ¿no?
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Noray. Ves más de lo que hay. Ya me conoces... siempre en la duda de si está bien o mal.
ResponderEliminarUn beso a media voz.
Laura
Carlos, es cierto. Yo hace mucho que no las veo. Años. ¿Será verdad que desaparecen? Mira... puede ser otra metáfora. Vivir sin luciérnagas...
ResponderEliminarTu flor es del mismo color, igual. Me pareció muy particular. A ver si me informo y te digo sobre su nombre. Esta foto la hice este verano en Ordessa. Arriba, a los pies del Monte Perdido.
Besos.
Laura
Ave... perfecto tu comentario. De verdad. Es un poema.
ResponderEliminarGracias.
Laura
Azul, bien está publicado si te he levantado el ánimo. Siempre surge algo que empuja con violencia las decepciones y lo negativo. Cuando menos te lo esperas.
ResponderEliminarBesos.
laura
Jaud, bella tu apreciación...
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Milagros, gracias. Tu presencia siempre me alegra.
ResponderEliminarUn besazo.
Laura
Luisa... ¡ay! No sabes lo que ha pasado. Es una red de pensamientos interrelacionados. El tuyo, el de las moscas, yo lo relaciono con otra cosa que mucho tiene que ver con este poema. ¡Increíble!
ResponderEliminarBesazos para ti solita.
Laura
Marcos, me alegra que te hayas quedado con la segunda estrofa. Estoy de acuerdo contigo. Creo que es lo mejor. El final es redondo, pero atiende más a un golpe de efecto típico de los finales. Esos tres versos que dices son otra cosa. Poéticamente más depurados o elevados.
ResponderEliminarUn abrazo,
(((y, aprovecho para reiterar mi admiración por tu relato en la Biblioteca de Babel. Tenías un comentario en contra y no quise aludirlo, pero aquí te lo digo. Para empalagar en literatura hay que estar perdido y en ese relato, de perdido, nada da nada. Sólo una cosita ya que aquí nadie nos oye, la barca a la deriva no puede perder el rumbo porque está a la deriva y no lo tiene... es un pequeño fallo de enfoque. Basta con quitar "a la deriva" y queda perfecto... Un abrazo y mi admiración, Marcos.)))
Laura
Tu especial modo de conjugar ternura, realidad, pasion y mazazo.
ResponderEliminarUn día talvez, digo tal vez...sea capaz de escribir algo tan dulce y amargo, como tu sueles hacer. Pero eso será cuando crezca. ja,ja,ja.
Besitos
A mí, querida Laura, que además de amar la poesía, amo la musica, te diré que este poema me ha emocionado lo mismo que si escuchara un fragmento del Concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky.
ResponderEliminarUn poema con los sonidos de un violín.
Un beso.
Precioso verso Laura, un placer leerte.
ResponderEliminarque tengas una feliz semana.
Elena, a ti no te hace falta crecer. Eres grande.
ResponderEliminarMil gracias por esa apreciación sobre lo dulce y lo amargo.
Besos.
Laura
...¡pero, Terly! Eso que me dices es demasiado. Te puede el corazón. Gracias por el comentario y por el hecho de que te pueda el corazón.
ResponderEliminarLaura
Gracias, Ricardo. Un placer, también, tu visita.
ResponderEliminarLaura
Yo también creo en tu mirada, aunque no sea de soslayo...
ResponderEliminarLos últimos versos son de dulce.
Abrazos y besos, bella
Cuando la decepción entra en nuestra vida dejamos de ver y de creer no sólo en las luciérnagas sino en tantas cosas...
ResponderEliminarDe repente, me han venido a la memoria "los gamusinos" esos animalitos imaginarios que en tantas ocasiones cuando niña ibamos a cazar o a pescar según se terciaba. Es fácil convencer a los niños de que existen, ellos no paran de preguntar cómo son, no hace falta decirles mucho: son tan diminutos que apenas se ven. Al final de la excursión es raro el que no los ha visto, incluso alguno que otro afirma haber cogido uno pero que se le ha escapado.
Ahora, sin embargo, qué difícil sería verlos, menos mal que a pesar de todas las decepciones siempre nos queda algo en lo que creer, aunque sólo sea en una mirada de soslayo.
Consigues darle al poema, a pesar de la decepción que se respira en él, un hermoso aire de ternura. Como siempre un gran placer leerte, mi querida Laura.
Un beso que te llegue al corazón
Ana
Yo suplicaría por todo el capital de tu mirada penetrando siempre directamente en la mía. A través de la mirada es cuando podemos profundizar de verdad, pero claro, es una cuestión de valentía. Nada de dejar de creer en las luciérnagas, ni en las hadas, ni en la magia de nuestro entorno. Es mejor afrontar la realidad y llegar al origen de la mirada, dejarse bañar por su luz y compartir esos bellísimos momentos de encuentro y de amor. Miradas y besos, querida Laura.
ResponderEliminarBelleza, sensibilidad, pasión:poesia de L.G.R. Muchos besos...
ResponderEliminarGracias, Lunska. La mía suele ir de frente. Eres un sol.
ResponderEliminarLaura
Ana, si es que yo tengo razón, tú y yo estamos conectadas. :o) Yo también cazaba gambusinos, con mi abuelo, en la Casa de Campo. Juro que los veía y los oía y me ponía muy nerviosa porque eran terriblemente escurridizos y asustadizos. Eso sí, nunca me llevé uno a casa.
ResponderEliminarEn ese tiempo era tan fácil creer en ellos...
Gracias por compartir conmigo. Besos
Laura
Fernando, te voy a hacer caso y volveré a creer en las hadas. Lo cierto es que hasta no hace mucho, creía.
ResponderEliminarTus comentarios siempre son especiales.
Besos.
laura
M.A.Y., tus comentarios son para mí tan importantes que si me dices estas cosas, tendré que afinar mucho más en el siguiente. Gracias,
ResponderEliminarmillones
de
gracias.
Laura
Sin duda todo está ímplicito en la realidad.
ResponderEliminarCerrarte a mundos para abrirte en otros.
Disimular...
Un fondo inmenso Laura.
Y un final que aprieta el verbo.
Un beso grande
Leni, me alegra ver tu comentario y me enriquece. Tu lectura siempre es un destello.
ResponderEliminarBesos, muchos.
Laura
Esperándote, con tranquilidad y sosiego pero con luciérnagas en los ojos. ¿Vuelves pronto? Ya tengo ganas de volver a leerte. Abrazo azul
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