Amo tus manos en el zaguán de mi cuerpo,
dotadas del ánimo de quilla del arado
capaz de perforar el horizonte
sin hastío,
de voltear la piel
en el absorto ras de la caricia,
artesano del surco
sediento de humedades.
Para beberme en un cáliz de silencios rotos,
me hiciste agua entre tus labios.
¿Dónde contener ahora
la marea que desplaza la luna
de este líquido que me es,
que me limita en la ola,
que me estrella en arrecifes de tu ausencia?
Me disperso agua, me derramo mar,
me vierto lago en la pulida superficie
de esta muerte en la que vivo
tu infinitud.
Laura Gómez Recas
Fotografía: "Flor", de Brandan
Para beberme en un cáliz de silencios rotos,
ResponderEliminarme hiciste agua entre tus labios.
Dos versos que contienen todas las voces,
todos los lenguajes.
Laura, eres un derroche de sensibilidad, belleza y saber hacer.
Un besos
Gracias, Noray.
ResponderEliminarCondensación. Has visto más allá.
Gracias.
Laura
Me gusta todo el poema y me encanta el final, esa infinitud en la que te derramas. Precioso. Abrazo.
ResponderEliminarMagnífico, para derramarse entera.
ResponderEliminarInabarcable. Imposible la parada en el final.
ResponderEliminarMil gracias por leer, Azul.
Laura
:o) Gracias, Meri Pas.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Manos que aran húmedos surcos en la piel,
ResponderEliminarsed que nos licua y nos bebe como beso.
No es extraño que el cuerpo se someta a la ley del mar y sus mareas
y se disperse y vierta buscando la infinitud desde la vida finita.
Bellas imágenes par un bello poema.
Besos.
hay momentos de lluvia en que beberse es algo casi fisico...
ResponderEliminarbesos
Me gustan muchas cosas en este poema. Pero la última estrofa me arrebata,
ResponderEliminartranscendencia pura..., amiga Laura
ResponderEliminarUn placer leerte, me encantó compartir contigo la tarde dedicada a Miguel Hernández en Alcobendas.
ResponderEliminarCómo me gustaría ser capaz de componer poemas como este.
Un beso, Laura.
Mucha agua que al final se hace desbordamiento y entrega, aunque el penultimo verso no consigo desentrañar si es conseguida o deseada. Cosas de la poesía.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Este precioso poema por el queya te doy mi más sincera enhorabuena es todo en él una metáfora genialmente expresada. Admirable tu obra, Laura.
ResponderEliminarEs una felicidad ver como cuajan los poemas en tu lectura, Ybris. La metáfora persigue el sentido de lo inevitable.
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Sí, Fernando. Abarca esos momentos de lluvia y, también, los momentos de tempestad en los que derramarse también es algo casi físico...
ResponderEliminarUn beso.
Laura
Gracias, Jose. :o) El arrebato está en la última palabra.
ResponderEliminarBesos y feliz de que me leas.
Laura
Irene, me encantó hablar contigo. En Zaragoza no tuve casi oportunidad. Coincideremos.
ResponderEliminarGracias por entrar aquí, de verdad.
Un beso.
Laura
:o) José Antonio... ¿exceso metafórico? Deduzco que tienes tus peros... 'pero' eso me encanta. Me ayuda y me sirve.
ResponderEliminarConseguida, no deseada. Te aclaro. El penúltimo verso, precisamente, da la solución. Vivir sobre una muerte no es motivo de deseo. Esas pequeñas muertes que sumamos a lo largo de la vida, en las que nos dejamos pequeños cadáveres de partes de lo que somos.
Un abrazo,
Laura
Gracias por tu comentario, Marcos. Completo.
ResponderEliminarBesos.
Laura
Gracias, Laura, por la aclaración. Los poemas deben sugerir más que decir. Son como esas cartulinas con una mancha y cada cual ve algo que le sugiere o ,incluso, ve lo que le interesa. Un mismo poema, cada lector le va a encontrar un significado, o ni eso, una intuición.
ResponderEliminarEl tuyo me ha sugerido, por lo que te felicito.
Abrazos.
Si yo fuera poeta, desde luego, me gustaría poder expresar lo que expresas en estos versos con la sencillez y fuerza evocada que pones en cada línea. Para qué decirte más, si es la pura verdad y es lo que siento. Un abrazo.
ResponderEliminarEso es lo especial del lenguaje poético, José Antonio, que tiene varias lecturas y que el lector puede acomadarlas a sí mismo.
ResponderEliminarAbrazos,
Laura
Mil gracias, Elchiado. Basta que lo sientas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Laura
Bueno, bueno, bueno… Mayor apasionamiento no sé si pudiera ser posible. Si tiene destinatario se sentirá feliz y tenga mi felicitación desbordada de envidia.
ResponderEliminarMe gustan las metáforas y los símbolos del mar como referencia en la poesía, es más, me atrevo a decirte que en tu caso, también lo hubiera empleado desde el principio, la quilla de una nave, los surcos en las aguas… Como sea, el poema es una delicia en el sentir de una mujer. Mi felicitación desbordándose de envidia al afortunado.
Un beso, querida Laura.
Petrarca
Carlos, gracias por los piropos. Sobre todo, por los referidos a los versos. Me alegra que te guste. Eres termómetro para mí.
ResponderEliminarLa metáfora del agua aparece en el principio, pero creo que tiene más fuerza comenzando con el arado, tan pegado a tierra, tan costoso de mover... Lo enlazo al agua con su 'afán de quilla'. Al fin, buscando la humedad se puede hallar un pozo inmenso que se desborda sobre el infinito inabarcable del otro.
Un beso enorme, Petrarca.
Laura
sencillamente inmenso poema...
ResponderEliminarme dejaste herido y deslumbrado otra vez en el rincón mas secreto, a solas conmigo mismo...
brutal, de veras
Gracias, Roberto. Es curiosa la sensación que se tiene cuando alguien te dice esto sobre lo que has escrito. Supongo que es posible porque se escribe con la verdad más desnuda que tenemos.
ResponderEliminar(me ha encantado tu poema 'en la ciudad...' Ese sí que es brutal. Pura fuerza.
Un beso.
Laura
Lirico, apasionado, de arquitectura perfecta y sensibilidad inmensa. Tu voz es cada vez más importante. Eclosionas en belleza y luz... Un beso.
ResponderEliminarMiguel Ángel, me detengo en tu comentario porque valoro tu criterio y... ay... no sé hasta donde llego con mi poesía. Juro que lo intento, ser mejor.
ResponderEliminarGracias, me conformo con tu lectura y con tu interés. Eso ya es un triunfo para mí.
Besos, amigo.
Laura