
"Sobre el cuerpo de la luna
nadie pone su calor..."
(M. Hernández)
No hay calor sobre la luna
que vierta el corazón
hacia tu piel.
No hay amor sobre el fuego
que guarece tu voz
en la garganta,
ni dedos de mesura
que engarcen nuestras perlas
en un hilo.
No hay luces en la aurora
tan sólo noche,
no hay labio sobre el labio
enardecido,
ni secreto a guardar,
ni lumbre eterna
sobre este cuerpo abierto
hacia tu cuerpo.
Hay ansia en las manos,
ramaje desleído,
alma enferma de apego
y un octubre imposible,
desmayo en amarillos,
esclavo de los vientos
que a las hojas dan muerte
con un beso sin mácula,
sin tacto.
Laura Gómez Recas