Lluevo


Sobre papel mojado
lluevo.

Mi alma, pulverizada,
detona y copula
con el blanco que me espera.

Lluevo
sobre papel mojado,
fundida en desconsuelo.

Me vierto en agua sobre él.
Albo amante:
me contempla y me devora.



©"El alma deshilachada", Laura Gómez Recas
Fotografía, Ángeles Fernangómez

Muerte capital en plena vida



¿Por qué se caen las flores de mis manos
cuando pienso, amor, en tus raíces?

No es dolor clavado a un calendario
lo que llevo en el envés de mi sutura,
es muerte capital en plena vida,
regada con mis venas, insurgente,
ubérrima, feraz, llena de brotes,
muerte de fecunda amanecida,
que habita en el embozo de tu ayer
y alimenta mi boca cada día.


©"La palabra detenida", Laura G. Recas
Fotografía: Laura G. Recas


Decapítame


Decapítame,
dame la ortiga,
devórame el espacio
en el que muero…
Despieza
cada parte de mi cuerpo,
cúbreme de cal,
dame salitre
y fía a la intemperie
mi semblante.

Seré pasto de los lobos,
arena en la ventisca,
seré aurora
tapizada de tormenta,
tierra agostada,
cecina enjuta…
Seré lo que tú quieras
que yo sea:
sólo un verso de ayer,
una jactancia,
un buen poema.
©"La palabra detenida", Laura Gómez Recas
©"Marioneta", José Miguel Ilundain Vilà

Una jauría de besos sublevados



Una jauría de besos sublevados
subyugó el tiempo y el espacio,
arrinconándolos no se sabe dónde:
si entre los dedos de las manos,
si entre los labios imantados,
si entre los pechos inundados
o directamente fuera,
dejando aislados los dos cuerpos,
trasladados al limbo de la nada
donde nada es casual y transferible
donde todo es rotundo en su certeza.

Y en aquel lugar irreversible,
las dos mentes fundidas en su mundo,
se invadieron con la firmeza del tacto,
con sueños mutilados y acallados
y un manantial de urgencia
que emergió sin hallar cauce
para viajar en libre torrentera.

Una jauría de besos sublevados
penetró en el abismo de la vida,
amotinada brasa que a su rastro
calcinó la ciénaga decente
y el contrato espurio y apropiado.

©"La dársena", Laura G. Recas
Fotografía: Centaurus A. Agujero negro. NASA

No hay lugar



Ha quedado el tálamo herido
y no hay lugar donde yacer.
Sólo piedra y liquen soportan
el peso del pensamiento,
como sábana ancestral
donde posarse.
Un manto lunar arropa
lo que soy, lo que de mí queda
bajo la herida de muerte
que vomita el alma.
No necesito más batallas,
ni más abrazos,
estando aquí apostada en el vacío
de una nada acuciante y estrellada.

©"Luna sobre púrpura", Laura G. Recas
Fotografía "Margarita recostada", Jaime G. Recas

Carmín


Cae el carmín de mis labios,
prisión de tu boca,
al deslizar tu lengua,
como un soborno,
sobre los carceleros que te besan.


©"Luna sobre púrpura", Laura G. Recas

Cuarta ausencia

La testaruda gracia del espejo
migra hacia el sur,
epicentro en ruinas del hayedo
en el que modelas la fe
que me abandona.

Partióseme la aldaba
en dos axiomas,
de tanto golpear en tu cerebro.

©"Cincuenta ausencias", Laura G. Recas
Fotografía: Hayedo en el cañón del Añisclo (Huesca), Jaime G. Recas

Descríbeme


Descríbeme la verdad sobre este lienzo
que no verán tus ojos, ahora turbios.
Traza la cartografía del desdén
entre los huecos oscuros de mis huesos,
para entender la geometría
que une las estrellas al silencio.
No soy más que polvo errático en vacío
sin lugar donde posar mi ínfimo ser.

©"Luna sobre púrpura", Laura G. Recas
Fotografía: ©"Cometa Lulin desde el bosque", de Bill Ingalls

Aniversario


Antonio Machado

Sevilla, 26 de julio de 1875 - Collioure, 22 de febrero de 1939

Hortus Liber recibe tu luz


Tal vez la mano, en sueños,
del sembrador de estrellas,
hizo sonar la música olvidada

como una nota de lira inmensa,
y la ola humilde a nuestros labios vino
de unas pocas palabras verdaderas.


Antonio Machado
"Soledades. Galerías. Otros poemas." (1907)

Maldigo


"Maldigo"
Clara Tengonoff
Óleo con collage


Maldigo las almas realistas
que eximen del oxígeno a sus venas
y entierran los sueños bajo cal,
después de haberlos fusilado.

Maldigo el alma del que duda
del plenilunio que le besa
y revienta la sesera a la evidencia
con el culatazo de la excusa.

Maldigo el vómito de la mentira
que ensucia con harapos las verdades,
y ciñe en la sien de la renuncia
del fingimiento, mil espinas.

Maldigo el cómodo rictus del acuerdo,
mullido y holgado sobre el sieso
que desprende la nuca cuando reina.

Maldigo la mediocridad y el conformismo
y, en la suma total,
el silencio que acribilla voluntades,
la miseria de la vida que devora
el despojo del perdón
y el cadáver etéreo de mi cuerpo.

Laura Gómez Recas
Sobre este poema, está inspirado el cuadro ©"Maldigo", de Clara Tengonoff


AMADEUS escribió sobre "Maldigo"
Benditas son las almas soñadoras
que trepan sin descanso por las hiedras,
rompiendo los cristales con las piedras
de realidades empobrecedoras.

Benditas son las lunas redentoras,
que besan a los sapos y culebras,
y tejen con sus rayos esas hebras
teñidas de tinturas incoloras.

Benditas las verdades de mentira,
que nadie cree, aunque son verdad,
y que el tedio monótono estira

en esa interminable soledad,
como el trompo que gira, gira, gira...
buscando en la agonía, libertad...

©Amadeus
Repentizado sobre tus versos, a las 0:40 del 23 de febrero de 2009

La carrera



Su oído receló de sí mismo. Pronto, sus ojos se toparon con el surco que se abría paso en la superficie aterciopelada. La reja de un arado incorpóreo había establecido dos partes en el sensual territorio, valiéndose de un trenzado deshecho imposible de reparar.

En su conciencia, advertía que aquello le había quebrado el día. Mamá no lo entenderá. El camino, surgido de la nada, tenía un recorrido fatal, delatando la blancura del subsuelo, su piel. Se volvía angosto al alcanzar la delgadez del estoico sostén de la pierna. Mancillado el tobillo, se embocaba tras el sublime perfil del zapato de tacón, verde como la lágrima.

La portera del quince gritaba. Ha sido un obús, le ha partido en dos. Entre sus brazos, Adela yacía muerta con una carrera en la media y otra en la cintura.


Relato corto. Un reto: Diez líneas. Word. Times New Roman – 12
Laura  Gómez Recas

La yema

La yema, mi núcleo,
se inclina al amarillo
en litigio de corolas
con la turgencia del beso,
que se escancia lentamente
desde la lengua al limón.

La lluvia, mi contexto,
torna blanco al azafrán
que revolotea sin tregua
entre los dedos que indagan
las honduras del granate.

Y en la cúspide del limo,
acumulado en la piel,
se rebela la saliva
y entabla tirabuzones
para erguir al tulipán,
sonrosado bucle de a pie,
que se derrama a granel
entre el núcleo y el contexto.

Laura Gómez Recas

Bodegón

"Bodegón"
Josefina C. Piris
Óleo sobre lienzo

Apalancado sobre el mantel, el volumen de la forma:
la virtual maternidad, sostén del azul de las flores,
y la oronda carnosidad de la pulpa
que yace, escondida, bajo la piel de la fruta,
tersura y sensualidad evocadoras del mordisco.

El terciopelo de la claridad acaricia, amante, la mesa,
impregnada de feminidad satisfecha,
ante la fálica figura de la botella…
a su sombra.



Poema inspirado en: "Bodegón", Josefina C. Piris
Laura Gómez Recas

La piel del agua



Se escribe el tiempo en mi alma
como dibuja en un estanque
el viento los misterios veleidosos
de su voluntad febril y arrebatada,
hurtando, con cada pincelada, el reposo
a la ingenuamente expuesta piel del agua.


©"El alma deshilachada", Laura G. Recas
Fotografía: "Estany Tort", Jaime G. Recas

Safo


Entre las algas
que acunan las corrientes,
sobre un fondo de coral,
yazco
envuelta en tu recuerdo
anclado en dársenas remotas,
sordo a este mi canto que te sueña
bajo salobres olas de Leucada.

Mas te espero,
fundida en el abrazo que te evoca,
inmersa en el formol del deseo,
amor que derrite el rígor mortis
y acucia a mi inmortalidad.

La plenitud lunar, en esta fosa de linfas,
acaricia mi fe para seguir venerándote,
Faón, dios de mis días, el de los ojos de mar,
mar en donde espero,
amante,
el beso de tu muerte.


Laura Gómez Recas


· Safo espera, bajo el mar, la llegada de su amado Faón, que se arrojará al mar en su busca, cuando entienda que el amor que ella le profesaba era extraordinario, según el final escrito a esta historia por Carlos Serra.

Para el silencio



Escribo para el silencio, para la lluvia del llanto
y para el viento, eterno pasajero…
Escribo en la linde de la niebla, efímero blanco,
testigo de la penumbra, de lo incierto, de lo yermo…



©"El alma deshilachada", Laura G. Recas
Fotografía: "Nebulosa Planetaria". NASA

Se van

Se difumina el ruido de la sangre
entre la polvareda de los pasos
de los que esparcieron el color del desierto
sobre la piel y el tiempo de mi hijo.

Ahora sólo tengo el silencio entre mis brazos,
llaga investida de mutismo que reverdece
en el predio atosigado de mi estómago
y se entalla en la garganta con pecíolos de afonía.

Palpo la sed de la salmuera, sobre el párpado,
con la yema táctil de mis ojos.
No quiero entender por qué se van…
Acuno salobridad porque me falta el riego,
se van porque vinieron con el silencio…

Laura Gómez Recas


Israel ha completado hoy la retirada de sus tropas de Gaza, donde inició una ofensiva el pasado 27 diciembre que ha causado 1.300 muertos.

El principio de Arquímedes

El mundo se ha hundido
a tus pies
con la infamia de las armas,
ofuscando tu pensamiento,
mudándote en curso de río interrumpido.
El mundo se ha hundido
a tus pies
y te deseas catarata
para derramarte al abismo
y devolverle la vida.

¿Dónde se han llevado tu tierra,
el polvo que cubría tus zapatos?
Una mole de violencia,
sumergida en la sangre de tu pueblo,
desalojó un volumen de vida
igual al peso de sus guadañas.
Laura Gómez Recas
Fotografía: Agencia EFE

Gaza

I

Me avergüenza ser de carne y de hueso
cuando la tiniebla de los ojos poderosos
hace caer la ceniza de la violencia
sobre la carne y el hueso inocente.
¿Qué sabe el niño de fronteras y naciones?
Su nación son los ojos de su madre,
sin fronteras en el vuelo que reinicia
cada noche al mundo de los sueños.
¡Que den un paso al frente
los que no fueron parte
de la clausura de su corazón!

II

Quisiera ser escudo,
espejo que absorba los misiles,
esponja que imante el sufrimiento…
Quisiera ser madre, en esta hora,
de todos los niños que matáis,
quisiera ser paño para heridas
y una voz de conciencia y humanismo
con brazos que inoculen la razón
en la sinrazón de esta barbarie.



Laura Gómez Recas

Soneto de la Cosedura

Sacando el hilo tenue de la seda
con dedos presurosos de ternura
abro en tus bastidores mi costura
desfilando a puntadas tu vereda.

Se enhebran los trigales y se enreda
la aguja de mi sed y mi amargura
en tapices y telas de alma oscura
cuando paso el hilván con calma queda.

Se desnuda la luna de su enagua
y la deja caer sobre tu frente,
sobrehilada en amor desde mi fragua.

La vainica de un sueño en mí silente
acordona tu tez con hilos de agua
y hace arder tu telar, de luz, caliente.

©"La dársena", Laura Gómez Recas